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IECAH y MSF presentan el informe “La Acción Humanitaria en 2008-2009: la ayuda resiste a la crisis»

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Los presupuestos internacionales de ayuda de emergencia se mantienen pero siguen olvidando numerosos desastres complejos, al tiempo que el espacio humanitario sufre constantes erosiones

El Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH) ha presentado el informe «La Acción Humanitaria en 2008-2009: la ayuda resiste a la crisis», editado en colaboración con Médicos Sin Fronteras (MSF) con el fin de analizar la evolución del sistema internacional y español de ayuda humanitaria. Entre sus conclusiones, destaca que la financiación internacional de la ayuda de emergencia se mantuvo a pesar de la crisis, una buena noticia que sin embargo se vio empañada por la persistencia de desastres complejos olvidados por los donantes, y por las crecientes amenazas contra el trabajo de las organizaciones humanitarias.

Desde el punto de vista financiero, los fondos destinados a ayuda humanitaria alcanzaron los 18.000 millones de dólares en 2008 (un 20% más que el año anterior), de los cuales 10.000 millones fueron fondos públicos procedentes de los países donantes del Comité de Ayuda al Desarrollo de la OCDE (1).
En el caso concreto de España, en 2008 se imputaron más de 404 millones de euros a este tipo de ayuda, un incremento financiero considerable desde el año anterior que sin embargo aún no se ha visto acompañado de una definitiva consolidación institucional que la sitúe en una posición estratégica, y no lateral, en el seno de la Cooperación Española.

Tal como explicaba en la presentación del informe nuestro codirector Francisco Rey        , «pese a los malos presagios del impacto de la crisis económica, estos datos aportan cierto optimismo, pero no podemos olvidar las debilidades de fondo que persisten año tras año y que limitan la eficacia de la respuesta a desastres naturales y conflictos», . Según el informe, los patrones de distribución de estos fondos han cambiado poco, de forma que, un año más, volvieron a concentrarse mayoritariamente en una decena de crisis (esencialmente Sudán, Territorios Palestinos, República Democrática del Congo, Afganistán e Irak) en detrimento de otras; a pesar de haberse producido más de 35 desastres complejos en todo el mundo, relacionados con conflictos, desplazamiento, alta inestabilidad, crisis políticas y económicas, crisis nutricionales, epidemias y catástrofes naturales.
Respecto a este último punto, el informe destaca que los esfuerzos en materia de prevención y reducción de riesgos ante desastres naturales (que en 2008 provocaron 235.000 muertos y 214 millones de damnificados) fueron insuficientes, y que siguieron pendientes de solución desafíos como la desnutrición infantil (cada minuto mueren 9 niños menores de 5 años por esta causa), o el acceso a la salud más básica. Para Jesús Núñez, codirector de IECAH, 2008 «dejó un poso general de insatisfacción, al constatar cómo, mientras continúa el deterioro de los niveles de bienestar y de seguridad en muchas zonas del planeta, la implementación de los remedios que son necesarios no termina de tomar cuerpo a pesar de que el diagnóstico de los problemas y de las amenazas es sobradamente conocido, de que los instrumentos para hacerles frente ya están disponibles, y de que los compromisos ya están establecidos».

Además de por la falta de voluntad política, la ayuda humanitaria se vio perjudicada por el constante acoso a su espacio de trabajo, materializado unas veces en trabas burocráticas, otras en manipulaciones de los principios humanitarios, y otras directamente en graves incidentes de seguridad, y traduciéndose todo ello en crecientes dificultades a la hora de prestar una asistencia independiente. Estas limitaciones quedaron muy claras en la catástrofe del ciclón Nargis en Myanmar, que puso de manifiesto que la comunidad internacional carece de mecanismos eficaces para intervenir en desastres cuando estos tienen lugar en contextos autoritarios que no desean testigos externos.

Aitor Zabalgogeazkoa, director general de MSF, puntualizó en la presentación como «en general, existe una desconfianza generalizada de los Gobiernos autoritarios ante la actuación de las organizaciones humanitarias, que derivan en políticas deliberadas de obstrucción que nada tienen que ver con un supuesto deseo de garantizar la calidad e independencia de la ayuda que se presta, y que, al impedir el acceso a las víctimas, sólo demuestran falta de sensibilidad ante el sufrimiento de su propia población, como ocurre en el caso de Myanmar pero también en otros como Níger, Etiopía, Sudán, Zimbabue…»

El quinto informe del Observatorio de la Acción Humanitaria ha sido elaborado por el IECAH en colaboración con Médicos Sin Fronteras, y cuenta con el apoyo del Ayuntamiento de Córdoba. Entre otras temáticas, además de la evolución de la Ayuda Humanitaria internacional y española, aborda cuestiones como el escenario de seguridad internacional en 2008, el contexto jurídico, el fracaso de la lucha contra el hambre y la necesidad de nuevas políticas contra la desnutrición infantil, los desafíos planteados por los movimientos de población, o las dificultades para la ayuda humanitaria en contextos autoritarios, así como crisis concretas como Colombia y la Franja de Gaza.

Informe completo

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