investigar. formar. incidir.

Menú
Actualidad | Artículos propios

El hambre en Guatemala: ¿un efecto de la sequía?

imgboletin_Guatemala

Guatemala se encuentra sumida en una crónica crisis alimentaria, agravada por los efectos de la sequía. La hambruna ha empeorado en el país centroamericano en los primeros meses de 2010, lo que podría provocar la muerte de más de las 240 personas que perdieron la vida en 2009 por inanición. Ése es el motivo por el cual la ONU ha hecho recientemente un llamamiento internacional para reunir 34 millones de dólares de ayuda a la población afectada por la sequía. Se prevé que los fondos irán destinados a proveer de alimentos, servicios de salud, agua potable y equipos sanitarios a unas 680.000 personas durante los próximos seis meses.

Con un trasfondo de pobreza muy acusada- que afecta al 51% de la población guatemalteca (en tanto que el 15% vive en la extrema pobreza)- la crisis actual tiene mayores consecuencias en las mujeres en edad fértil, los niños menores de cinco años y la población indígena que habita el altiplano y la zona denominada «el corredor seco» (la más castigada por la sequía). Esta última es una franja de terreno semiárida que sufre serios períodos de sequía en invierno, con suelos degradados y de bajo rendimiento. Se trata de una zona habitada por unas 300.000 familias (que representan el 19% de la población total de Guatemala), conformada por los departamentos de Baja Verapaz, Jalapa, Jutiapa, El Progreso, Chiquimula, Santa Rosa y Zacapa. Los departamentos vecinos de Izabal y Quiché también están sufriendo los efectos de la escasez de agua.

A este problema cabe añadir el impacto de la crisis económica mundial que también golpea con mayor dureza a la población más débil. La reducción de las remesas de emigrantes- por efecto directo de la mala situación en los países en los que residen y trabajan- se traduce automáticamente para sus habituales receptores en una menor posibilidad de cubrir las necesidades básicas, tratando de paliar la pérdida de las cosechas de maíz y fríjol.

Guatemala tiene la tasa más alta de desnutrición de América Latina y la cuarta a nivel mundial, y aunque sea cierto que la crisis mundial y la actual sequía han golpeado duramente al país, el problema de la desnutrición se debe a causas más profundas. De hecho, no es que escaseen los alimentos, sino que la población carece de recursos económicos para poder comprarlos. Los precios del trigo y los frijoles (alimentos básicos de la población guatemalteca) crecieron respectivamente un 43% y un 58%, entre julio de 2006 y julio de 2009.

Durante muchos años el país ha sufrido el continuo trasiego de dictadores al frente de su Gobierno. Desde 1996, tras 36 años de una guerra civil que dejó hecho girones el tejido social, prevalece una paz frágil. Esa situación se plasma en una permanente inseguridad y en una notable falta de perspectivas de progreso para la mayor parte de la población. Mientras tanto, sigue sin resolverse el problema de la redistribución agraria: el 0,15% de los productores comerciales siguen poseyendo un 70% de la tierra agrícola, frente al 96% de los productores de subsistencia que tan solo detentan el 20%. Este desequilibrio- que en «el corredor seco», por ejemplo, supone que el 77% de las familias se alimentan de su propia cosecha- conduce a un progresivo empobrecimiento que no ha encontrado todavía una respuesta adecuada por parte de los sucesivos gobernantes guatemaltecos.

A corto plazo lo urgente es evitar que la gente muera de hambre, trayendo alimentos, pero eso no servirá de nada si Guatemala no reforma las estructuras básicas de su propio modelo económico y no fortalece su sociedad civil, permitiendo que sean más las personas que tengan acceso a los recursos naturales, para poderse abastecer por sí mismas. En este sentido, cabe señalar la responsabilidad que tiene el actual Gobierno de Guatemala.
La ayuda de la comunidad internacional, si finalmente llega en cantidad suficiente y en los plazos necesarios, vuelve a convertirse en un instrumento de doble filo. Por un lado, evitará el sufrimiento de muchas personas infraalimentadas. Pero, por otro, con estos gestos puntuales contribuirá probablemente a retrasar nuevamente las imprescindibles reformas que debe adoptar el Gobierno local. Y mientras esas reformas no se lleven a cabo, los únicos que se seguirán beneficiando del sistema vigente son las 17 familias oligarcas que detentan el poder en Guatemala, escasamente sensibles a la situación de una inmensa mayoría de la población crecientemente empobrecida.

En definitiva, mientras no se produzca un cambio estructural, profundo y liderado desde la propia sociedad guatemalteca, al que la comunidad internacional ofrezca su apoyo, las ayudas puntuales no servirán más que para parchear una situación que perpetúe las ínfimas condiciones en las que vive la mayor parte de la población guatemalteca.

Más información en:
-Informe de la OCHA (Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios) sobre el llamamiento humanitario por la inseguridad alimentaria y nutricional (inglés).
http://www.redhum.org/archivos/pdf/ID_7245_MS_Redhum_GT-_Llamamiento-_OCHA_Llamamiento_humanitario_por_inseguridad_alimentaria_y_nutricional_(Ingles)-_OCHA_GVA-20100307.pdf

-Informe de la FAO/PMA de evaluación de cosecha y seguridad alimentaria en Guatemala.
http://www.redhum.org/archivos/pdf/ID_7177_MS_Redhum_GT-Informe-_FAO_PMA_Informe_Especial_Evaluacion_de_Cosecha_y_Seguridad_Alimentaria_en_Guatemala_-_FAO_PMA_GT-20100223.pdf

Publicaciones relacionadas