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Día Internacional Humanitario

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Fuente: www.un.org/es/events/humanitarianday/

El día 19 de agosto fue la fecha señalada por la Asamblea General de Naciones Unidas para celebrar el «Día internacional de la asistencia humanitaria». Con la conmemoración de este día se quiere que la población en general conozca mejor el  trabajo diario que realizan miles de profesionales dedicados a esta labor, que se sepa en qué principios se basa, así como las difíciles situaciones a las que hacen frente dichos trabajadores de manera cada vez más habitual. Pero la celebración de este día carecería de parte de su sentido, si en él no se diese espacio para recordar a todas aquellas personas que precisan de intervenciones de acción humanitaria. Además, es igualmente necesario profundizar en el análisis de las causas clave que han posicionado a millones de personas en ese lugar.

Si bien, la fecha seleccionada, en pleno mes de agosto, no es la mejor indicada para tener impacto en la población y en los medios de comunicación, el motivo en la elección de tal día es que tal fecha durante el año 2003 se produjo un ataque contra la Oficina de Naciones Unidas  en Iraq que costó la vida 22 persona; entre ellas se encontraban muchos trabajadores humanitarios, incluido Sergio Vieira de Mello, Representante de Naciones Unidas en el país. Aunque este incidente tuvo mucho eco y marcó la fecha de la celebración, el ataque a trabajadores humanitarios es algo demasiado habitual. Solamente durante el año 2009 se registraron 99 secuestros, frente a los 20 que se registraron durante el año 1999 (1), además 102 trabajadores humanitarios murieron realizando su trabajo, de los cuales 88 eran trabajadores locales y 14 expatriados.

Esta cifra de muertos hace reflexionar sobre los contextos en los que trabajan estas personas, así como los motivos por los que son un blanco cada vez más valorado. Si los trabajadores humanitarios no cuentan con un acceso seguro a las víctimas, miles de personas no recibirán la ayuda que precisan. La mejor manera de asegurar este acceso es realizar una acción humanitaria basada en los principios de humanidad, neutralidad, independencia e imparcialidad, a la vez que sensibilizar a los diferentes actores -incluyendo medios de comunicación, representantes de gobiernos u organismos internacionales, etc.- sobre las características de este tipo de intervención. Una intervención realizada siguiendo los principios humanitarios, pero acompañada por declaraciones de personas influyentes dónde se dé una visión totalmente distorsionada de la misma implica poner en peligro a miles de trabajadores humanitarios, así como a las personas que requieren de su asistencia.

Los datos anteriores muestran que la mayoría de los ataques se producen contra trabajadores locales, lo que es lógico al ser la mayor parte de trabajadores humanitarios nacionales del propio país, y no personal extranjero tal y como pudiera parecer por la poca importancia dada a los secuestros o asesinatos personal humanitario «no internacional».

La respuesta internacional es importante, pero se debe trabajar con la población local, ya que es ésta la que ofrece la primera ayuda, que además es la que más vidas salva. Por otra parte una acción humanitaria basada solamente en la preparación ante el desastre no estará disminuyendo los factores de riesgo de la población de manera integral; es fundamental invertir en mecanismos de prevención, preparación y reducción del riesgo de desastres.

Este año, la conmemoración del Día Internacional de la Asistencia Humanitaria, ha coincidido con el debate suscitado por la diferente respuesta dada por la comunidad internacional ante desastres de diferentes características, pero de gran magnitud, el terremoto de Haití y las inundaciones de Pakistán. La escasa respuesta internacional dada ante este último desastre, pone en entredicho un principio básico de la acción humanitaria, que es la asignación de recursos en función a necesidades. Es impensable que una intervención humanitaria se vea condicionada por intereses políticos o argumentaciones religiosas, e indudablemente, no se debe ver influenciada por las imágenes transmitidas por los medios de comunicación. Como se ha constatado en Pakistán, esto ha sucedido, y además sucede año tras años con las crisis llamadas «olvidadas» por unos «invisibles» por otros, en definitiva, personas que año tras año no pueden cubrir sus necesidades y no reciben la ayuda necesaria para ello.

La realidad que a día de hoy se está dando en la respuesta internacional ante desastres es  un funcionamiento aceptable para la respuesta a pequeñas crisis, pero una demostrada incapacidad de respuesta, falta de coordinación y liderazgo en grandes crisis. Tanto en Haití como en Pakistán hemos podido constatar dos respuestas muy diferentes, pero ambas  marcadas por una limitada capacidad de respuesta tanto de los organismos internacionales como de  la comunidad internacional en general.

Durante este año, nos debemos enfrentar además a otra dificultad: la crisis financiera, una clara excusa para que los gobiernos incumplan sus compromisos internacionales de ayuda.

La acción humanitaria no es una muestra de caridad sino deber que se recoge en  varias disposiciones de la Carta de las Naciones Unidas, así como un derecho que poseen las personas que se ven afectadas por un conflicto armado o un desastre cuando son incapaces de cubrir sus necesidades inmediatas por si mismos

(1)   http://ochaonline.un.org/whd/docs/SecuritySheet/whd_2010_security_sheet_es.pdf

Más información: http://ochaonline.un.org/whd/
https://iecah.org/ver_completo.php?id_articulo=750
https://iecah.org/ver_completo.php?id_articulo=751
http://www.dicc.hegoa.ehu.es/listar/mostrar/3

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