investigar. formar. incidir.

Menú
Actualidad | Artículos en otros medios

Cambio y continuidad en la política colombiana

Cachacos(Para Radio Nederland)

Ha pasado apenas un mes desde que Juan Manuel Santos tomara posesión como nuevo presidente de Colombia, y ya son perceptibles interesantes novedades en la política y, sobre todo, en el modo de hacerla en el país.

 

 

CachacosPara Radio Nederland)

Ha pasado apenas un mes desde que Juan Manuel Santos tomara posesión como nuevo presidente de Colombia, y ya son perceptibles interesantes novedades en la política y, sobre todo, en el modo de hacerla en el país.

Mientras el ex presidente Alvaro Uribe repiensa su futuro tratando de dar clases en la universidad estadounidense de Georgetown, las cosas en el interior de Colombia se están moviendo de modo mucho más rápido del que hubiera podido suponerse. Del que él hubiera supuesto.

Relaciones con Venezuela

Lo primero, y es muy importante, han sido los gestos. Gestos inequívocos de distanciamiento del nuevo presidente respecto de su predecesor. Y así hay que interpretar la rápida reunión con el presidente venezolano Hugo Chávez en Santa Marta para tratar de cerrar el contencioso que enreda a ambos países, y para emitir a la ciudadanía un mensaje claro de diferenciación con Uribe. Evidentemente por razones de pragmatismo económico que son beneficiosas para todo el país. Y eso, junto con los llamamientos a la unidad nacional en ciertos temas, o los ofrecimientos de diálogo al resto de partidos políticos, son gestos que contrastan con las duras posiciones del anterior presidente.

Despojo de tierras

En segundo lugar, y esto es tal vez lo más relevante, los temas. El que en apenas dos semanas desde la toma de posesión se haya sacado de baúl en que lo tenía Uribe el tema de tierras, y se haya comenzado a discutir en el parlamento un proyecto de ley en esta materia es algo casi increíble. El despojo de tierras y su robo a poblaciones que se vieron forzadas al desplazamiento, ocurrido en Colombia en las últimas décadas, con el apoyo del narcoparamilitarismo y con la complicidad de muchos sectores de la clase política y económica, es uno de los dramas más increíbles que se han vivido en el continente y causa de la mayor crisis humanitaria del mismo.

Por ello, el que el nuevo gobierno haya tomado la iniciativa en ese tema con tanta premura es algo significativo que está contando con el apoyo, incluso, de los partidos de la oposición. A nadie se escapa que ése será un proceso largo y de una complejidad técnica enorme dado que la cantidad de testaferros, tierras no tituladas, compras realizadas por medios de la violencia a precios irrisorios, es enorme. Pero la voluntad política en este tema, el más trascendente de la realidad colombiana, parece por el momento firme.

Ley de víctimas

Junto al tema de tierras, el nuevo gobierno también ha puesto sobre la mesa la ley de víctimas –paralizada por el gobierno Uribe-, y ha iniciado el debate sobre otros temas como las regalías, la descentralización o el impulso económico en lo que el gobierno ha denominado las «locomotoras» del desarrollo que tratan de ir más allá de la llamada confianza inversionista que promovió el anterior gobierno.

Ministros con experiencia

En tercer lugar, podríamos decir casi de broma que ahora hay gobierno, entendiendo por tal algo colectivo y con cierta distribución de funciones entre los diversos ministros. La enorme centralización del poder del presidente Uribe relegó a la categoría de meros administradores y ejecutores de órdenes a los anteriores ministros, y ahora, al incorporarse personajes de mayor talla política se puede hablar de un verdadero gobierno con un consejo de ministros con capacidades propias. No tanto como para hablar de un «dream team» como han dicho los medios afines y voceros del gobierno, pero sí con ministros de gran experiencia y talento como el de agricultura Juan Camilo Restrepo, verdadero impulsor de la ley de tierras, el de Justicia e Interior Germán Vargas Lleras, o el de hacienda Juan Carlos Echeverri que tienen peso político propio para afrontar retos de alcance.

Desplazados

Pero junto a estos primeros cambios que resultan esperanzadores y a cambios en el ambiente político del país, otras cuestiones continúan invariables y van a suponer pruebas para el gobierno. El desplazamiento forzado como consecuencia del conflicto armado continúa e incluso en algunos departamentos del país ha crecido. Los diversos grupos armados están incrementando sus acciones para ganar fuerza en el nuevo escenario, y la crueldad de los últimos ataques de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), pero también de grupos paramilitares es preocupante. La situación de los derechos humanos no ha mejorado sustancialmente y muchos de las atrocidades cometidas anteriormente como las ejecuciones extrajudiciales siguen sin investigar a fondo.

En cualquier caso, la mayor parte de los analistas coinciden en que se está abriendo una nueva época para el país en la que, tanto el estilo autoritario y en el que todo vale del ex presidente Uribe, como la violencia armada de las FARC sean, como ha dicho esta semana en Bogotá el fundador del Foro Social Mundial, Boaventura de Sousa Santos, un anacronismo. Ojalá que así sea.

Publicaciones relacionadas