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Entrevista a María Jesús Vega, portavoz del ACNUR España

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Tras un mes de combates entre rebeldes talibanes y el ejército pakistaní, son mas de dos millones los desplazados a los que está prestando ayuda, entre otras organizaciones, el Alto Comisariado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Hablamos con María Jesús Vega, portavoz del ACNUR España, sobre la situación en el país y el trabajo que allí están realizando.

¿Cuáles son los últimos datos que tiene ACNUR sobre la situación en Pakistán?
Los desplazados sobrepasan ya los 2 millones. Son personas que han vivido desplazamientos sucesivos, que no es la primera vez que tienen que empezar de cero en un lugar distinto al suyo, o que tienen que huir de los bombardeos con lo puesto.  Son personas que están buscando un lugar más seguro donde vivir, que huyen de los combates, y que tiene que hacerlo en el espacio de tiempo que le permite el toque de queda, que es excesivamente corto y no está permitiendo a la gente deslazarse y moverse. Las carreteras están colapsadas, hay zonas que están minadas, el transporte se ha encarecido de una manera desorbitada, y se están pidiendo fortunas para trasladar a las personas a apenas doce kilómetros donde están los asentamientos -de 2000  rupias el transporte ha subido a 50.000-. La situación es de colapso y, desde luego, creo que es el éxodo más numeroso y en más corto tiempo que estamos viendo en los últimos años. Hay unas 18.00 familias que se registran cada día, unas 126.000 personas.

¿Cómo se pone en marcha un operativo para responder a tal afluencia de desplazados?
ACNUR lleva muchos años trabajando en la zona, lo que nos ha ayudado a organizar la respuesta ante los desplazamientos del último mes. 

Con el apoyo de las autoridades locales hemos creado puntos de registro en las carreteras, esenciales para saber de cuántas personas se está hablando, cuál es la dimensión del movimiento, qué necesidades puede haber o cuales son los grupos más vulnerables. Con estos datos, elaboramos un primer registro de emergencia, para organizar a partir de él puntos de acogida o tránsito, donde dar a las personas desplazadas información de los asentamientos donde pueden acudir, y proporcionarles también asistencia médica de emergencia o paquetes de ayuda de emergencia.

¿Es buena la relación con el gobierno pakistaní?
La verdad es que sí; estamos trabajando codo con codo con los ministerios correspondientes para la distribución de la ayuda y la elaboración de los registros de desplazados, y nos ha facilitado además zonas apropiadas donde establecer os asentamientos o untos de acogida  y tránsito. Hay que tener en cuenta que Pakistán es un país que ha respondido siempre maravillosamente a la acogida de refugiados, llegando a tener hasta 6 millones de refugiados afganos.

¿Está siendo fácil entonces la coordinación dentro del país?
Aunque la relación con el gobierno es muy buena,  es cierto que hay zonas a las que no tenemos acceso. Algunas regiones del país están administradas por grupos tribales, y son zonas donde, además de necesitar permisos especiales, no podemos garantizar la seguridad para el personal internacional, aunque con lo que si contamos es con personal local.

Por otro lado, estamos presentes en casi la totalidad de zonas donde están llegando el mayor número de desplazados, con lo cual a pesar de los problemas de acceso en partes del país, estamos pudiendo dar una buena respuesta.

¿Cómo se organiza la vida dentro de los asentamientos?
Se intenta organizar siempre de forma que todos los grupos estén representados. Con los años, hemos aprendido que el sistema que se utilizaba en los primeros años –elegir un líder prácticamente a dedo, o representante de la mayoría- no funcionaba. Mediante la consulta a los desplazados o refugiados, de identifican todos los grupos existentes, y se elige un representante de cada uno de ellos. Así, trabajamos siempre con la concepción. Mujeres solas, minorías sexuales o discapacitados son en estas situaciones personas a las que no se suele dar voz, o no se localiza porque los líderes tradicionales o mayoritarios no informan sobre ellos, ya que son marginados en la comunidad de origen.

De momento, en estas semanas estamos respondiendo a una afluencia enorme de desplazados, por lo que se está actuando primordialmente atendiendo a dar cobijo a todos ellos, aunque siempre con la vista puesta en este sistema representativo, en el que se profundizará en cuanto pase la emergencia de las primeras semanas.

¿Cuáles son las principales dificultades con que se han encontrado?
En sí misma, la dinámica de trabajo es complicada, ya que cada día tienes que ir reestructurando el trabajo o las zonas de seguridad para tu personal: un día podías llegar hasta un determinado lugar y al día siguiente la situación es completamente distinta, y ya no tienes acceso a las mismas zonas. Es una organización a diario.

Otro de los problemas principales que estamos teniendo es el sofocante calor, ya que estamos a temperaturas de hasta 45 grados. Estamos organizando zonas comunales en los campamentos para poder alojar a los desplazados, llevando enchufes, cableados y todas las instalaciones necesarias para que puedan instalarse ventiladores o neveras.

Además, hay que añadir las enfermedades de transmisión por agua en malas condiciones; hemos tenido brotes de cólera y diarreas, que por suerte de momento parece que están controlados pero que siempre plantean un reto para la organización (la potabilización, la información a los desplazados… etc.)

¿Se está trabajando de forma coordinada con el resto de organizaciones de la zona?
Desde luego. Se están realizando reuniones con el resto de organizaciones –tanto locales como internacionales-, hay un intercambio continuo de información, diálogo entre las organizaciones para logar una respuesta lo más beneficioso posible para la población.

Cada mañana, las organizaciones estamos  dando información al resto, sobre paquetes de ayuda que solicitamos, o sobre los medios de los que disponemos. Es un trabajo que tenemos que hacer en coordinación para aprovechar los recursos y atender a todas las zonas; pero sobre todo es un trabajo que debemos organizar en colaboración con las autoridades locales y gubernamentales, que son quienes finalmente nos otorgarán los permisos necesarios para nuestro personal, o nos cederán las zonas para los asentamientos. En definitiva, esta colaboración con las autoridades locales será lo que permita que tu trabajo se lleve a cabo, o no, en condiciones.

Boletín IECAH nº 4, junio 2009

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