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Actualidad | IECAH en los medios

Rechazo unánime al gobierno de transición

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(Deia)

Los tunecinos no están dispuestos a retroceder ni un paso. Después de lograr la caída del régimen de Ben Ali, que gobernó el país con mano de hierro durante 23 años, exigen ahora la disolución del Gobierno de unidad, formado por figuras del anterior régimen, y la ilegalización del partido del expresidente, la Reagrupación Constitucional Democrática (RDC). «No nos robéis nuestro sueño», decía una pancarta sostenida por Suheila, una joven estudiante de Medicina que participaba ayer en una de las manifestaciones que se registran desde hace una semana por todo el país. «Hay una alegría generalizada por la huida de Ben Ali, pero al mismo tiempo hay una inquietud muy evidente», explica Jesús Núñez Villaverde, codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (Iecah), que estos días se encuentra en Túnez. «El punto común es que este no es un gobierno de unidad nacional, sino un gobierno que sigue estando en manos de la gente que ha colaborado y ha sido pieza fundamental del régimen de Ben Ali», agrega.
 
Al respecto, Mustafa Ben Jaafar, uno de los líderes de los tres partidos de la oposición tolerados por el presidente depuesto, señala que «se ha desperdiciado la oportunidad de formar un buen gobierno». De hecho, poco antes de asumir el cargo como ministro de Sanidad, Ben Jafaar presentó su renuncia ante elevado número de seguidores de Ben Ali que integraban en ejecutivo, además de ostentar las principales carteras. «El presidente, el primer ministro y los ministros del partido del régimen se han borrado de la militancia del RDC, pero siguen siendo quienes son. Controlan la Policía política, al Ejército, la finanzas y el ministerio de exteriores, es decir, la imagen que Túnez quiere dar fuera», señala el codirector de Iecah.
 
La demanda popular, que se extiende a lo largo y ancho de Túnez de forma espontánea y sin ningún líder a la cabeza , fue respaldada ayer por el poderoso sindicato Unión General de Trabajadores Tunecinos (UGTT), que desempeñó un papel fundamental en las protestas que acabaron con el régimen anterior. La UGTT reclamó la disolución del Ejecutivo de transición y la formación de un gobierno de «salvación nacional» en el que no estén presentes ninguno de los ministros de Ben Ali. La agrupación sindical demandó al primer ministro, Mohamed Ghanuchi, que inicie un nuevo proceso de consultas con todos los sectores de la sociedad civil y la oposición para formar un nuevo ejecutivo. Ya el martes, un día después de formarse el gobierno de transición, los tres miembros de la UGTT abandonaron el gabinete en protesta por la presencia de ministros del régimen anterior.
 
Núñez Villaverde sostiene que «la prioridad fundamental ahora es mantener la movilización hasta que ese gobierno se disuelva». «Un elemento clave es si el empuje actual se mantiene hasta hacer caer a este gobierno porque, en la medida en que esta movilización se vaya reduciendo, el gobierno entenderá que tiene la partida ganada. Entonces, habrá cambios, pero controlados por ellos», manifiesta.
Ante una oposición debilitada por los años de ostracismo, el pueblo tunecino quiere que el encargado de preparar las elecciones sea un equipo de tecnócratas. Pero surge un nuevo dilema, cuándo celebrar los comicios. «Si se hacen muy pronto, estos nuevos actores políticos no habrán tenido tiempo de darse a conocer ante la población, por lo que existe el riesgo de que el poder quede en manos de los de siempre, y si se retrasan puede dar tiempo a la consolidación del poder en manos de quien lo tiene ahora y, por lo tanto, que nunca llegue a haber una alternativa democrática», explica Núñez Villaverde.
 
El partido El comité de la dirección del RDC fue disuelto el pasado jueves después de que la mayoría de sus miembros, y ministros en el Gobierno de unidad, se dieran de baja como militantes. Sin embargo, este paso no satisface las demandas de la población, que exigen la ilegalización de la formación política. «La población entiende que ese partido no solo tiene que devolver todos los activos que ha ido acumulando del estado durante estos años, sino que en sí mismo es un partido que se ha preocupado de eliminar cualquier posible sociedad civil, cualquier partido político alternativo, por lo que no se puede contar con él para este nuevo periodo», apunta Núñez Villaverde.
 
«Otro problema añadido es qué hace la comunidad internacional -prosigue el codirector de Iecah-. De momento las señales siguen siendo recibidas aquí de manera muy negativa. Cuando (el presidente francés, Nicolas) Sarkozy dice que quiere reunirse ya con estas nuevas autoridades se entiende que es una señal para consolidarlas. Y los Gobierno de la Unión Europea no solo llevan décadas olvidándose de la gente y colaborando con el régimen, sino que a día de hoy no han mostrado una posición clara para que caiga este gobierno, todo lo contrario, parece que están empezando a pensar en ayudarle. Mala política una vez más».
 
Túnez inició ayer tres días de luto oficial por las decenas de fallecidos durante la revuelta social, al tiempo que unos mil policías se sumaron a las manifestaciones en apoyo al levantamiento popular. A diferencia de los días posteriores a la huida de Ben Ali, cuando varios agentes sembraron el pánico en las calles, actualmente, «el peligro está en la Policía política», explica el codirector de Iecah.

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