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“Proteger su honor”, un informe de CARE sobre el matrimonio infantil

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«Solíamos vivir a las afueras de Damasco pero en 2012 tuvimos que huir a Irbid (Jordania), donde vivimos actualmente. Al llegar aquí fui a la escuela durante 3 meses pero después mis padres decidieron que dejara de ir por estar lejos y ser demasiado caro (…) Me casé hace un año. Yo tenía 13 y mi marido, Hamseh, 27. Le conocía de Siria, es uno de mis primos. Cuando me propuso matrimonio pensé que sería bueno económicamente para mi familia» – cuenta Bidool, de 14 años, mientras sostiene en brazos a su hijo recién nacido. Cuando le preguntan cómo sería su vida si siguiera viviendo en Siria, ella contesta: «Si estuviéramos en Siria no me habría casado; aún iría a la escuela.»

Esta es la angustiosa realidad que denuncia el nuevo informe publicado por CARE el pasado mes de mayo y que lleva por título «To protect her honour: Child marriage in emergencies – the fatal confusion between protecting girls and sexual violence».

«Casándolas protegemos su honor» es el argumento más recurrido para justificar esta vulneración de los derechos humanos. En todo el mundo un total de 16 millones de niñas de edades entre 15 y 19 dan a luz cada año. 70.000 mueren durante el embarazo o el parto. Antes de la crisis siria las mujeres entre 20 y 25 años casadas y con hijos suponían un 13% de la población femenina. Tras 4 años de conflicto este porcentaje se ha elevado hasta el 25%. La diferencia de edad entre los cónyuges también es motivo de preocupación. En 2012, de todas las niñas sirias de entre 15 y 17 años que contrajeron matrimonio, un 16,2% lo hicieron con hombres 15 o más años mayores que ellas.

Conseguir dinero a cambio de la dote de la novia no es la primera motivación que mueve a las familias sirias a casar a sus hijas a edades muy tempranas. El matrimonio infantil, en muchas sociedades, es visto como una forma de «protección» y la única manera de preservar el honor de sus hijas. Las chicas que sobrepasan los 20 y no se han casado son consideradas a menudo como una carga para su familia.

En escenarios de conflicto esta práctica se vuelve más común por el miedo generalizado a las violaciones por parte de los beligerantes. La pérdida de la virginidad de una joven fuera del matrimonio supondría una vergüenza para su familia y, muy probablemente, la imposibilidad de encontrar marido en un futuro.

Refugiados sirios en Turquía han asegurado que una de las razones por las que huyeron fue por «proteger» a sus niñas de la violencia sexual y de matrimonios forzados con combatientes. Varios grupos armados en Siria recurren al uso de los matrimonios infantiles o forzosos como arma de guerra para sembrar el pánico en la población y forzar así su desplazamiento.

El matrimonio infantil nace de la desigualdad de género, el abuso de poder y falta de respeto por los derechos humanos. CARE aboga por la educación para concienciar a las poblaciones desplazas sobre los riesgos que esta práctica conlleva y transmitir el mensaje primordial de que, obligando a sus hijas menores a casarse no las protegen sino que las exponen a peligros, pudiendo llegar a convertirse en una forma de esclavitud.

Entre los países con mayor número de refugiados sirios Jordania es el que más medidas ha tomado para reducir el número de matrimonios tempranos. Agencias humanitarias por la protección infantil han llevado a cabo campañas de toma de conciencia. Asimismo, ACNUR en colaboración con otras agencias y el apoyo del gobierno, ha mejorado los mecanismos de protección a nivel legal que incluyen la instauración de una edad mínima para contraer matrimonio.

Turquía y Líbano también han sumado su esfuerzo a través de campañas de prevención lideradas por médicos y autoridades religiosas que puedan resultar cercanas a la población. De igual manera, y como parte de los programas de prevención, resaltan el papel que el empoderamiento económico puede jugar en precaver estas situaciones.

Durante emergencias humanitarias, el número de matrimonios infantiles se incrementa como consecuencia de la pobreza y la lucha de las familias por sobrevivir así como por una amenaza percibida al «honor» de las niñas. Hasta ahora las medidas tomadas a nivel internacional abordan esta cuestión con pautas que sólo se pueden implementar en contextos estables, dejando de lado los escenarios humanitarios en los que la violencia sexual ha derivado en matrimonio infantil. Si nada cambia serán 142 millones los matrimonios infantiles que se contraigan entre ahora y 2020. O lo que es igual, 37.000 niñas casadas cada día.

Las directrices que a lo largo de este año 2015 publicará CARE tendrán como fin aportar un enfoque más orientado a este tipo de contextos y terminar con una práctica denigrante para toda niña.

Informe completo

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