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Conflictos en África, ¿intervención internacional?

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(Para Revista el Sur)

 Codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria, participó en las jornadas “África Imprescindible” para abordar los conflictos violentos abiertos en el continente y se refirió a su último libro “Terrorismo Internacional en África”.

Conflictos bélicos en África

¿Qué vigencia y efectos tiene la guerra en África?
África ha vivido en los últimos 15 años dos guerras regionales de gran nivel, implicando a nueve países. De los 13 millones de víctimas mortales en conflictos violentos durante la última década, 12 millones se han producido en África. Los datos del último “Barómetro de Conflictos” del Instituto Hildelberg, publicado en agosto de 2008, indican que hay 79 conflictos en el continente. 3 de ellos se pueden calificar como “guerras” (en Chad, Sudán y Somalia). 9 se consideran “crisis severas” (suceden en Burundi, R. Centroafricana, R. D. de Congo, Etiopía, Kenia, Malí, Níger, Nigeria, y en el sur de Sudán). Y se señalan 30 “crisis” más puntuales y episódicas.

¿Hay otras muestras graves de violencia?
La gente tiene derecho a vivir en paz, segura y libre de amenazas. En África muchos estados no lo garantizan. Es tremendo saber, por ejemplo, que el 80% de las violaciones de mujeres sucedidas durante el pasado mes de septiembre en la República Democrática de Congo las han cometido soldados del ejército congoleño, aquellos que deberían ocuparse de la seguridad de la población.

Intervención internacional en conflictos
¿Qué volumen tienen las Operaciones Internacionales de Paz en África?
En el último trimestre de 2009 se están realizando en África 19 Operaciones de Paz, de un total de 84 que tienen lugar en todo el mundo. Intervienen alrededor de 70.000 soldados, policías y personal civil adscrito a esas operaciones. Hay operaciones funcionan mejor que otras, ejemplos de todos los colores. En la R. D. de Congo la actuación de la MONUC, misión de las Naciones Unidas, es claramente insuficiente para atender a las necesidades
de estabilización del país. O la MINURSO permanece en el Sahara Occidental desde el año 1991 esperando un referéndum que no llega

¿Qué opinas de su oportunidad y de su fundamento ético?
Mi opinión es que estas Operaciones de Paz, que en general se presentan como una  intervención positiva de la Comunidad Internacional, son el reconocimiento de un fracaso político. La guerra es siempre el fracaso de la política y los que trabajamos en el análisis de los conflictos estimamos que las brechas que deja la guerra no se pueden cerrar en menos de 15 años. En general los gobiernos occidentales, si no están en juego intereses vitales propios,
tienden a no intervenir y, cuando aportan soldados intentan, por todos los medios, que no muera ni uno de ellos, pues han de enfrentarse luego a las críticas de su opinión pública.
Y así sucede que “nuestros soldados protegen a nuestros soldados” y no protegen a los ciudadanos afganos o congoleños. La operaciones no son buenas o malas per se, eso depende de cómo estén diseñadas. Lo importante es preocuparse del tiempo “antes” de los conflictos y usar todas las herramientas posibles para prevenirlos o evitarlos.
Pero se renuncia a la diplomacia preventiva o a afrontar las causas profundas de los conflictos.

¿Y cómo ves la actividad de los tribunales internacionales de justicia?
Es una buena cosa que existan esos tribunales para garantizar los derechos humanos y evitar la impunidad. Y es muy triste que gobiernos como el de España hayan decidido poner
limitaciones a la jurisdicción universal. Porque esta no es una cuestión opcional, sino que nuestro gobierno está obligado por acuerdos internacionales que ha firmado a perseguir, allá donde se pueda, crímenes contra la humanidad que son imprescriptibles. El gobierno español, en función de intereses propios y de corto plazo, está renunciando a defender los valores que nos definen como comunidad política democrática y defensora de los derechos humanos.

Raíces de los conflictos
¿Dónde están las raíces de la inseguridad y la violencia en África?
África es una realidad diversa de 53 países diferentes, ó 54 si incluimos a la República Saharaui, algunos tan diversos como Nigeria donde se hablan más de 500 lenguas diferentes, o Camerún donde pasan de 280. Pero yo diría que África es un continente “mal desarrollado” y
no un continente “subdesarrollado”. África vive el fracaso de modelos de gestión económica y política. Y eso es así por culpa de unos gobernantes, sean actores locales o agentes externos, que se han preocupado más de los beneficios particulares que podían obtener de la explotación de las riquezas naturales, que de pensar en las necesidades básicas y el bienestar del conjunto de la población.

¿Un problema de mala gestión y reparto de recursos?
África es el continente donde se concentran los más altos niveles de pobreza y exclusión de todo el planeta, donde millones de personas encuentran mayor dificultad para acceder a alimentos, bienes, servicios y trabajo en condiciones. No es que le falten recursos (reúne, por
ejemplo, el 97% de las reservas mundiales de cromo, el 80% del coltán, el 66% de los diamantes, o el 57% del oro), lo que hay es una muy injusta asignación de ellos.
Se echan en falta economías formales. Los índices de crecimiento económico han ido bajando incesantemente crecimiento económico han ido bajando incesantemente desde los años 70, mientras la población no cesa de crecer. La fuga de cerebros agrava la situación y es una
hipoteca para el futuro. Estos son factores “belígenos” que conducen a estallidos de violencia.

África está sin dueño
¿Los agentes externos aumentan conflicto?

Hoy la principal responsabilidad de los que sucede en África recae sobre un buen número de dictadores y gobiernos africanos. Pero el continente sigue estando en la preocupación de las grandes potencias. Esos países se sirven de gobiernos o grupos locales, a veces armados,
para sus intereses. Y luego se intenta hacer ver que los africanos son unos salvajes, siempre excitados por conflictos de etnias o de clanes. Lo más relevante, es que hay una fuerte competencia, pero África no tiene ahora un dueño geoestratégico. Hoy se maneja una clave más geoeconómica que geopolítica. Hablando en término crudos, la mundialización ha relegado a África a un espacio marginal y, durante años, las potencias occidentales han descuidado la región, que hoy no tiene un dueño. Las primeras potencias y las emergentes, compiten por las riquezas africanas.

¿Cómo se expresa la rivalidad?
Los Estados Unidos, en ese juego por el control de la región, pusieron en marcha, a comienzos de los años 90, AFRICOM, un mando militar estratégico específico para África, que antes nunca existió. Como prevén que para el año 2020 el 25% de su abastecimiento de petróleo procederá de África, les interesa que la región se mantenga estable. La Unión Europea, como tal, aparece con escasa iniciativa. China, que tiene proyectos en 35 países, ya es el tercer socio comercial del continente. Está haciendo grandes inversiones (6.000 millones de dólares en la R. D. de Congo) sin ninguna condicionalidad en proyectos y compra de tierras para asegurar la suficiencia alimentaria y energética china.

¿Existe la amenaza de que aparezca el terrorismo internacional en África?
Me pregunto si realmente existe tal amenaza o si la intentan construir agentes externos interesados en el control de la zona y de sus recursos. A día de hoy el Sahel no es un campo de batalla del terrorismo. Pero es preciso aportar seguridad humana, para que tal amenaza no se consolide.

Responsabilidad e interés de todos
¿Cuáles son las vías para prevenir o sanar los conflictos?
La principal, dar protagonismo a la sociedad civil local para que experimente y se convenza de que hay medios para lograr la paz en los conflictos, porque si no cualquier intervención externa está condenada al fracaso. Que la gente africana sea dueña de su destino, pero no dejarla sola a su suerte. La comunidad internacional debe implicarse y apoyar esos esfuerzos locales. Cumplir los compromisos internacionales para el desarrollo, no colaborar con gobiernos corruptos o que niegan los derechos humanos y, desde luego, que las “Operaciones Internacionales de Paz” desplegadas en algunos países.

 

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