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“Arenas movedizas. Cambio de roles de hombres y mujeres refugiadas en Líbano”, Intermón Oxfam

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Cambios en los roles de género de las personas refugiadas en Líbano

La larga duración del conflicto en Siria…

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Por Clara Lluch Pindado

Cambios en los roles de género de las personas refugiadas en Líbano

La larga duración del conflicto en Siria ha desencadenado una grave crisis humanitaria con implicaciones más allá de sus fronteras y miles de personas abandonan el país tratando de escapar del clima de violencia. En este sentido, el flujo de ciudadanos sirios que busca refugio en países vecinos no deja de aumentar y supone un reto para las comunidades de acogida y las organizaciones de ayuda humanitaria, que se ven desbordadas a la hora de responder a las necesidades de tal cantidad de población. En concreto, el conflicto ha provocado la huida a Líbano de, aproximadamente, un millón de personas. Los refugiados tiene que adaptarse a las nuevas circunstancias; muchas veces, sus roles de género cambian, debiendo asumir responsabilidades distintas a las desempeñadas habitualmente.

En este contexto, Oxfam y ABAAD-Centro de Recursos para la Igualdad de Género han elaborado un informe con los resultados de una evaluación de la situación y vulnerabilidad de género entre los refugiados sirios y palestinos procedentes de Siria que se encuentran actualmente viviendo en Líbano. La evaluación se llevó a cabo entre los meses de marzo y abril de 2013 y se basó en entrevistas y grupos focales a más de 150 personas, en las que todos los participantes manifestaron los cambios de género experimentados en los ámbitos social y económico y las consecuencias de esos cambios en sus vidas. A pesar de las conclusiones extraídas, se pone de manifiesto las limitaciones de la investigación y teniendo en cuenta el reducido número de personas entrevistadas sólo puede ofrecerse una instantánea de la situación de las personas refugiadas en Líbano.

Cambios en los valores, normas e identidades de género

Mujeres y hombres han visto alterados sus roles de género tradicionales teniendo que asumir nuevas responsabilidades, lo que les ha llevado a replantearse aspectos básicos de identidad. Los hombres entrevistados, al carecer de trabajo e ingresos, se han visto relegados del rol de sostén de la familia. Las mujeres también ven cómo se altera su función tradicional de cuidado al tener que asumir nuevas responsabilidades; mientras algunas lo identificaban con pérdida de feminidad otras manifestaban un mayor sentimiento de autonomía y poder.

Cambios en la seguridad física y bienestar emocional de las personas

En cuanto a los niveles de violencia, muchas de las personas entrevistadas manifestaron no sentirse seguras en su hogar actual, y algunas revelaron haberse visto sometidos a un trato discriminatorio, xenófobo y hostil. Las mujeres y niñas son más vulnerables al acoso físico y verbal, e incluso acoso al sexual. Además, la violencia doméstica va en aumento en la medida en que los hombres descargan sus frustraciones sobre mujeres y niñas.

En relación con la seguridad, se establecen ciertos patrones de protección; en este sentido podría interpretarse el aumento de los matrimonios tempranos de las hijas y una mayor restricción en la libertad de movimientos de las mujeres.

Si bien todas las personas refugiadas sufren estrés y ansiedad dada su situación, pueden establecerse diferencias de género respecto a las formas en las que se manifiestan y se afrontan: los hombres ven mermada su autoestima al no poder cumplir sus expectativas como sustento de la familia y sienten impotencia por haber abandonado su país. Las mujeres afrontan la ansiedad de no contar con recursos suficientes para las tareas de cuidado familiar poniendo las necesidades de hombres y niños por delante de las suyas propias. Tanto hombres como mujeres además sienten preocupación y temor por la situación de familiares y otros que dejaron en Siria.

Cambios en el control de los recursos

Aunque los roles estén cambiando, los hombres siguen controlando los ingresos del hogar: son los principales receptores de efectivo y deciden la gestión del dinero; no obstante, las mujeres son las que reciben los alimentos y otros artículos.

Las oportunidades de empleo, para hombres o mujeres, son muy limitadas. Los empleos disponibles ofrecen salarios bajos y generalmente malas condiciones.

Respecto al acceso a vivienda y alojamiento, los alquileres son muy elevados en relación a la escasa calidad que se ofrece; a veces se trata de garajes o barracones sin instalaciones básicas.

Diferencias de género en el acceso a las ayudas y los servicios básicos

En Siria, antes del conflicto los ciudadanos contaban con un buen acceso a servicios a los que en Líbano solo pueden acceder de forma muy limitada.

En este sentido, en las entrevistas realizadas, los refugiados sirios y palestinos manifestaron la falta de un acceso apropiado a agua e instalaciones de saneamiento. Esto afecta, en mayor medida, a las mujeres que siguen anteponiendo el bienestar del resto de la familia por encima del suyo propio y porque aumenta la carga y el tiempo de las tareas domésticas.

Respecto al acceso a la educación, uno de cada cuatro niños y niñas refugiados no acude a la escuela por limitaciones de espacio, dificultades de acceso e idioma. Además, muchos padres son reacios a enviar a sus hijas a colegios mixtos. Otra de las razones de la baja tasa de escolaridad es que muchos jóvenes trabajan, siendo en algunos casos la única fuente de ingresos del hogar familiar.

En cuanto al acceso a los servicios sanitarios, la mitad de la población refugiada no recibe la atención médica que necesita, principalmente porque no puede pagarla. Las ONG brindan algunos servicios pero no pueden hacer frente a todas las necesidades. El Informe recalca el olvido de las personas mayores y con discapacidad y la inexistencia de atención psicosocial.

En cuanto al acceso de las ayudas, en general, se mantienen y perpetúan los roles de género tradicionales: a las mujeres se les entregan los vales de comida y a los hombres el dinero en efectivo que reparten algunas ONG para hacer frente a ciertos gastos como el alquiler y la sanidad. En este sentido, el informe alerta sobre la posibilidad de que mujeres viudas o solas queden excluidas de algunas ayudas debido a las normas culturales en lo relativo a la gestión del dinero y a la libertad de movimiento.

Respecto a la adecuación de las ayudas, muchos de los entrevistados manifestaron problemas con el suministro de alimentos y otros artículos, repartidos mediante el sistema de vales. Muchos los venden por debajo de su valor nominal para conseguir dinero en efectivo

El informe concluye con una serie de recomendaciones para profesionales del desarrollo y la ayuda humanitaria: los programas deben considerar estos cambios en los roles de género además de promover e incorporar la igualdad de género en todos ellos. Hay que fomentar la participación de las personas destinatarias de la ayuda: reconocer y tener en cuenta las preocupaciones y los temores de los refugiados y contar con los mecanismos adecuados para que puedan hacer llegar sus comentarios y observaciones. De esta forma, resultara más sencillo cuestionar ciertas actitudes tradicionales que dificultan la participación de las mujeres en la vida economía y social.

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