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“El apoyo logístico y humano que ha prestado la OTC de Filipinas ha sido determinante para el éxito de la misión médica”

Luis_de_la_Fuente_entrevista

Luis de la Fuente Martín es el coordinador de la Guía Operativa para la Respuesta Directa de Salud en Desastres de la Cooperación Española. Es asesor senior de la Oficina de Acción Humanitaria (OAH) de la AECID para la respuesta de salud en emergencias y coordina los despliegues de equipos médicos españoles en desastres. Durante la emergencia por el impacto del tifón Haiyan, fue el responsable del equipo médico de la Cooperación Española. Actualmente gestiona desde Panamá el proyecto de consolidación de la acción humanitaria española en Latinoamérica y Caribe y es miembro de los equipos de Naciones Unidas para la Evaluación y Coordinación en Desastres (UNDAC). Desde 2004 ha participado en multitud de misiones humanitarias y en 2006 estuvo durante casi dos años trabajando con el gobierno afgano y la AECID en la rehabilitación del sistema de salud de la provincia de Badghis.

1. ¿Cómo se lleva a cabo la coordinación de un operativo de salud en una catástrofe como la ocurrida en Filipinas? Y ¿cuál es el objetivo principal del operativo?

Lo fundamental es conocer cuáles son las prioridades y las necesidades en cada momento del desastre. Los operativos médicos de la AECID se diseñan basándose en el tipo de desastre y el impacto que ha tenido. Siempre con la premisa de cumplir los principios de equidad, acceso universal y calidad asistencial. Nuestros equipos lo forman profesionales de las diferentes comunidades autónomas. En esta ocasión se desplegaron miembros del servicio SAMUR del Ayuntamiento de Madrid, del SUMMA 112 de la Comunidad de Madrid, de la DYA de Navarra y del EPES de Andalucía.

A la hora de pensar la estrategia es importante mantener un enfoque integral, y no limitarnos exclusivamente a la protección de la vida y a atender los casos más graves; hay que asegurar el restablecimiento de los derechos de las poblaciones afectadas cuanto antes, y que durante el proceso se fortalezcan las capacidades y la resiliencia de los profesionales sanitarios y de la comunidad.

Tradicionalmente las respuestas se basaban en modelos demasiado asistencialistas, limitándose al envío de hospitales de campaña, donde se atendía exclusivamente a los pacientes que llegaban, y muchas veces actuando con independencia del sistema local y por un tiempo muy limitado. La experiencia nos ha mostrado que es muy importante asegurar la sostenibilidad de los cuidados médicos que se inician en una situación de desastre y que se debe valorar en todo momento la repercusión que nuestras actuaciones tienen en las estructuras locales de salud donde trabajamos.

Por este motivo, el eje fundamental de la respuesta de los equipos médicos de la Cooperación Española es el fortalecimiento institucional de los servicios locales de salud, al mismo tiempo que se atiende a los pacientes y se restaura lo antes posible la capacidad operativa de los centros sanitarios. Este enfoque integral ha sido la característica principal de esta misión.

2. Estamos acostumbrados a ver operativos en los que se suministra alimentos, agua, refugio… pero ¿cómo es de importante un operativo sanitario y que características fundamentales tiene que tener?

Todos son importantes, y además están relacionados. Las condiciones de hacinamiento, la falta de acceso a agua potable, un saneamiento no adecuado, la malnutrición… afectan a la salud. Lo vital es que se priorice para poder atender las necesidades más urgentes en cada sector de respuesta, y que entre todos los sectores haya coordinación. Es importante tener una fotografía completa de lo que está ocurriendo, y no olvidar como era antes del desastre.

Las características principales que tuvo la misión médica de AECID se pueden resumir en cuatro pilares fundamentales: atender a los pacientes, empoderar el sistema de salud local, restaurar cuanto antes los servicios básicos hospitalarios que han resultado afectados por el desastre y optimizar la logística para que tanto profesionales, como medicamentos y cualquier tipo de actuación médica llegue hasta el rincón más lejano en el que haya ocurrido el desastre.

3. ¿Cuáles son los ejes fundamentales de vuestra actuación?

Como mencionaba anteriormente, el eje fundamental de nuestra respuesta es el fortalecimiento de los servicios de salud. Nuestro objetivo primordial es proteger la vida pero asegurando el restablecimiento de los derechos de las poblaciones afectadas y fortaleciendo sus capacidades y su resiliencia. Es fundamental también que nuestra respuesta profundice en la vinculación entre la respuesta de emergencia, la rehabilitación y el desarrollo. No podemos dar respuestas aisladas sino que tenemos que asegurar que haya una sostenibilidad de lo que hemos iniciado y que a medio y largo plazo vaya a continuar. Por ejemplo, desde que nos desplegamos en el hospital regional de Tacloban, se iniciaron los contactos con otras organizaciones para asegurar la continuidad e iniciar un apoyo más a medio plazo cuando finalizara nuestra respuesta en la fase de emergencia. En esta ocasión, Médicos del Mundo tomó el relevo y continuó con el trabajo de apoyo a los profesionales del hospital.

Cuando finaliza la misión, desde el médico del poblado más lejano hasta la máxima autoridad de salud, tienen que resultar fortalecidos por nuestra presencia. Esto implica no haber perjudicado su imagen entre la población, haberles ayudado a recuperar su capacidad de trabajo y, sobre todo, que se tenga la garantía de que se podrá continuar con los cuidados médicos. Por eso hay que desarrollar las capacidades locales desde el primer minuto de nuestra llegada y como equipos médicos de la cooperación española meternos de lleno en los hospitales, trabajando codo con codo con los profesionales del país y en absoluta coordinación con las autoridades locales.

4. ¿Cuáles son los principales problemas que se encuentran?

En el caso del tifón de Filipinas, uno de los principales problemas que hemos tenido todos, tanto equipos médicos como otros actores humanitarios, ha sido la logística. No solo se trata de llegar cuanto antes al país afectado, sino también una vez que estamos en el terreno, hay que asegurar una autonomía operativa y que nuestra ayuda llegue lo antes posible a la población afectada. Esto es fundamental y por este motivo siempre se recalca y se transmite el mensaje de la necesidad de ser autónomos durante nuestra respuesta a la catástrofe.

A esto se le suma todos los inconvenientes que surgen con el desastre, como la falta de acceso por las vías de comunicación afectadas, la limitada disponibilidad de medios de transporte y combustible, ausencia de mercado local para poder comprar alimentos o agua potable y la escasez de sitios donde dormir, entre otros.

Por ello, tenemos que formar parte de la solución y no del problema. Es imprescindible que nosotros podamos responder sin crear inconvenientes a las autoridades locales que están liderando la respuesta del desastre.

En este trabajo, el apoyo logístico y humano que ha prestado la OTC de Filipinas ha sido determinante para el éxito de la misión médica. Para asegurar que la respuesta de los equipos médicos sea eficiente en estos términos, tanto la OMS/OPS como la Cooperación Española están desarrollando iniciativas de creación de estándares y requisitos mínimos que permitan a los equipos médicos internacionales mejorar su capacidad organizativa, operativa y técnica en la respuesta a desastres. Precisamente AECID acaba de publicar una guía operativa para desarrollar este modelo de estandarización y con recomendaciones operativas para poder llevarlo a cabo.

A pesar de esto, se siguen viendo todavía equipos internacionales que llegan al terreno dependientes de la ayuda del propio sistema local de salud que ya tienen una sobrecarga importante de trabajo a causa del desastre. Esperan que el propio sistema local de salud u otros equipos internacionales que están allí les ayuden a paliar esa falta de autonomía, esto es un problema logístico importante y provoca una gran sobrecarga para todos los que están interviniendo.

5. ¿Cómo lleváis a cabo esta operación?

Para este tipo de desastres climatológicos lo primero que se hace es enviar inmediatamente un equipo reducido de evaluación. Este equipo tiene una doble función: por un lado, apoyar a la Oficina de Acción Humanitaria desde el terreno en la evaluación e identificación de necesidades y, por otro, en caso de que sea pertinente una respuesta directa de salud, preparar desde la zona del desastre el despliegue del equipo médico de la Cooperación Española. Hay que tener muy en cuenta la costo-eficiencia, ya que desplegar un equipo médico de estas características es muy caro y tiene que mandarse de manera racional y justificada. En el caso de que se considere pertinente, hay que preparar todo el despliegue logístico y decidir la ubicación en la que se va a actuar y en la que la respuesta va a tener un mayor valor añadido. En todo momento brindamos nuestro apoyo a las autoridades de salud local, con quienes colaboramos, y una vez se elige el lugar de actuación se prepara el despliegue, la logística y se analizan las necesidades que se van a cubrir.

6. ¿En qué medida cuentan con el apoyo del Gobierno filipino?

No solamente contamos con su apoyo, sino que hay una absoluta coordinación con el gobierno nacional. Para nosotros es un requisito clave a la hora de actuar y no hay una activación del dispositivo médico si no hay una petición formal del gobierno afectado. Si las propias autoridades sanitarias no ven necesario o no solicitan esta ayuda internacional la Cooperación Española no moviliza estos equipos. Hay que destacar que existe un absoluto respeto a la soberanía y liderazgo que tienen los gobiernos a la hora de atender y de responder a los desastres que les afectan.

Además, el trabajo que desempeña la OTC en el país antes del desastre es fundamental, ya que facilita la interlocución y el trabajo conjunto.

7. ¿Cómo os coordináis con el gobierno local y con otras ONG?

Nosotros lo que intentamos fundamentalmente es no ser una carga para el gobierno ni para las autoridades de salud local, porque ellos ya tienen bastante con atender y liderar la respuesta del desastre. Tenemos que ser una ayuda y no podemos generar más problemas. En el momento en el que nosotros hemos establecido con las autoridades de salud dónde, cómo y cuánto tiempo vamos a estar apoyándoles, pasamos a coordinarnos a través del clúster de salud con el resto de equipos médicos que también se han activado. La coordinación no se limita exclusivamente al sector de salud, hay una comunicación constante con los responsables de otros clúster como el de logística o de agua y saneamiento, con los que intercambiamos información y colaboraciones para mejorar la respuesta del sistema internacional.

8. ¿Cómo conseguís la continuidad de vuestra labor?

No nos limitamos a mandar médicos que durante 15 días estén atendiendo exclusivamente a pacientes. Nuestros equipos se especializan en recuperar lo antes posible las condiciones del hospital y en apoyar al sistema de salud integrándonos en él. Muchos de los profesionales filipinos con los que estuvimos trabajando perdieron familiares, su casa y/o sus medios de vida, pero aún así estuvieron trabajando 24 horas, día tras día, en el propio hospital. El apoyo que nosotros ofrecemos tiene un efecto muy positivo para estos profesionales y muchos de ellos lo agradecen porque en ningún momento se les intenta desplazar, sino que nos integramos en su plantilla y bajo su coordinación y liderazgo les apoyamos mientras terminan de restablecer mínimamente las condiciones en la que se encontraban antes del desastre. Esto es lo que hace diferente nuestros operativos: damos ese enfoque de sostenibilidad en el sentido de que no es un hospital de campaña que ha estado en cualquier sitio de la ciudad, sino que nos integramos plenamente en la estructuras de salud de la ciudad, fortaleciendo y empoderando al personal local. Así, conseguimos que cuando nos vayamos, tanto el hospital como el sistema de salud hayan recuperado lo máximo posible las condiciones que tenían antes de la emergencia y, si no es así, asegurar al menos que la atención que se esté prestando tenga unas condiciones mínimas de calidad asistencial.

Un ejemplo de ello fueron la unidad de cuidados de neonatos y el paritorio del hospital. A nuestra llegada se atendía en la capilla del hospital a los recién nacidos y las mujeres daban a luz en una sala de curas del área de urgencias del hospital. Se trabajó intensamente con los servicios de mantenimiento del hospital y las brigadas de limpieza para abrir estos dos servicios, y antes de marcharnos ya estaban funcionando al mismo ritmo y en las mismas condiciones que antes del impacto del tifón.

Para que este fortalecimiento de las capacidades no se termine de forma brusca, nos aseguramos desde el primer momento que haya otro actor que continúe con nuestro trabajo a medio y largo plazo, que en este caso ha sido Médicos del Mundo.

9. ¿Cómo conseguís distribuir los recursos para que lleguen a toda la población?

Básicamente se han utilizado tres canales:

Por un lado, el proceso de estandarización que sigue la OMS/OPS y la Cooperación Española permite unificar el lenguaje a la hora de clasificar los equipos según sus capacidades técnicas y humanas, lo que facilita mucho el trabajo tanto a las autoridades locales como al clúster de salud a la hora de disponer de un mapeo de los recursos que se disponen. Esto permite que se pueda responder de una manera más unificada.

Por otro lado, el intercambio de información y la coordinación entre todos los actores que formamos el clúster de salud nos permite ver dónde podemos prestar mayor apoyo, lo que facilita una distribución uniforme y coordinada de todos los equipos que están interviniendo. Basándonos en el nivel y las capacidades que tiene cada uno y gracias al modelo de estandarización que se está llevando a cabo, podemos conocer y hacer más eficiente la respuesta, porque teniendo en cuenta las capacidades se puede hacer una mejor distribución de los equipos médicos.

Por último, optimizar los procesos de logística sanitaria es fundamental. Habilitar una cadena de suministro y un sistema de depósitos permite un mejor posicionamiento de los medicamentos y material sanitario que reciben las autoridades de salud.

10. ¿Cuánto tiempo ha durado el operativo? Y ¿qué es necesario para que la población filipina vuelva a la normalidad?

Nosotros lo que hemos hecho ha sido actuar durante la fase de emergencia. Este tipo de equipos médicos se activan por tiempos limitados, entre 15 días a un mes aproximadamente. Lo que hace diferente este tipo de modelo que estamos siguiendo a otros anteriores es que en todo momento intentamos asegurar la sostenibilidad de los cuidados médicos que iniciamos. Hay que tener en cuenta que el desastre también afecta a las estructuras sanitarias y a los profesionales, así que es fundamental apoyarles para que puedan recuperarse lo antes posible. Durante las dos semanas o el mes que estamos en el terreno, apoyamos a los sistemas de salud para que durante los momentos más críticos del desastre puedan recuperar cuanto antes su funcionalidad, por lo menos a unos niveles que permitan una respuesta mínima de calidad.

Para que la población vuelva a la normalidad, es necesario mucho más tiempo, pero lo que hacemos nosotros, desde el primer momento en el que llegamos y desplegamos el equipo médico es trabajar en cómo va a ser el relevo y cómo vamos a asegurar que esas atenciones continúen cuando nos hayamos marchado. Por eso, trabajamos a dos niveles: uno con el propio sistema local de salud, para asegurarnos de que tanto el hospital donde nos desplegamos como los profesionales con los que estamos colaborando recuperen cuanto antes la normalidad, y el otro nivel intentando coordinar con otros actores de la cooperación española la continuidad. Este último se hace con un enfoque más de rehabilitación y a medio o largo plazo, para que asegure que cuando nos vayamos haya una organización que continúe con la labor que hemos iniciado.

Por ejemplo, en el caso de Tacloban no nos hemos limitado a instalar un «hospital de campaña» sino que directamente nuestro equipo médico se ha integrado en el hospital regional y desde el primer momento ha estado trabajando con los médicos, enfermeros y con los responsables sanitarios filipinos. Además, aparte de atender pacientes, nuestros logistas, en coordinación con los ingenieros del ministerio de salud, ayudaron a restablecer los servicios mínimos en el hospital. Por ejemplo, restablecieron el suministro eléctrico para que los servicios básicos como la luz en los quirófanos, la radiología o el laboratorio pudieran funcionar. Restablecieron también el servicio de agua clorada, fundamental para la salubridad. Se limpió y se abrieron de nuevo alas del hospital que habían resultado afectadas por el tifón.

11. ¿Cuáles fueron los resultados de la misión medica en Filipinas?

A nivel asistencial, nuestro equipo desplego especialistas que realizaron cesáreas, partos naturales y evaluaciones ecográficas de embarazadas. A nivel quirúrgico se trabajó sobre todo con los traumatólogos y anestesistas filipinos en la realización de anestesias y cirugías de trauma. Los miembros del equipo médico español estuvieron colaborando con los profesionales del hospital en más de 1.200 procesos asistenciales y se apoyó a los directores del hospital en la toma de decisiones para la gestión diaria del mismo.

A petición de UNICEF y OMS, participamos en la primera fase de la vacunación de emergencia para menores de 5 años. Nuestro equipo se encargó de vacunar de sarampión, polio y administrar vitamina A la población infantil de Tacloban.

También, en colaboración con la OMS, se instaló un centro logístico regional en los terrenos del hospital regional para poder almacenar y gestionar las donaciones que recibían las autoridades de salud, entre ellas las que se hicieron desde la Cooperación Española.

Se facilitó el suministro eléctrico al hospital para que recuperara lo antes posible la operatividad de servicios básicos, como los laboratorios, los quirófanos, radiología… Se restableció el servicio de agua clorada y un punto para la gestión de residuos en el propio hospital, (aspectos muy importantes para garantizar unas condiciones mínimas de salubridad en las instalaciones). En colaboración con el clúster de WASH, se establecieron puntos de suministro de agua potable para el consumo. Se abrieron también la unidad de neonatos, los paritorios y varios bloques de hospitalización, donde brigadas de limpieza formadas por ciudadanos de Tacloban y contratadas con fondos de la AECID estuvieron retirando los restos del tifón y limpiando para que los pacientes pudieran regresar.

A petición del clúster de salud, nos encargamos de montar y gestionar un centro de información y coordinación para la transferencia de pacientes entre los equipos médicos. En las dos semanas que estuvimos se gestionaron 31 llamadas de ayuda.

12. ¿En qué se diferencia vuestra acción durante esta catástrofe en comparación con otras que habéis llevado a cabo?

Desde el terremoto de Haití, los equipos médicos están trabajando para evitar errores que se repiten con demasiada frecuencia en los desastres. La iniciativa de los FMT (Foreign Medical Teams) que ha iniciado la OMS y que varios países estamos apoyando y liderando es un resultado de ese debate. Una de las primeras diferencias en este desastre ha sido ver cómo se ha comenzado a utilizar los requisitos de esta estandarización, no solo por los actores internacionales, sino también por las propias autoridades de salud filipinas. Hay mucho trabajo por hacer todavía pero, sin duda, la tendencia es a una mayor coordinación y rendición de cuentas en las respuestas médicas, así como un sistema de clasificación y registro de los equipos médicos internacionales que intervienen.

Hemos combinado una respuesta asistencial, sin olvidar el fortalecimiento de capacidades locales, con tareas de restauración de servicios básicos de salud afectados por el desastre y optimización de las cadenas de suministro logístico en salud. No nos hemos limitado a poner un «hospital de campaña», sino que la respuesta se ha integrado totalmente dentro del propio sistema local de salud. El objetivo no era atender exclusivamente pacientes, sino también al propio sistema sanitario que había resultado afectado por el desastre.

El centro logístico regional fue también una respuesta muy acertada, una inadecuada gestión de la cadena de suministros que se reciben desborda a las autoridades de salud. Se comienza a utilizar espacio asistencial del hospital para su almacenamiento y hay muchos medicamentos y material que corre el riesgo de quedar almacenado por mucho tiempo, incluso llegando a caducar.

Otro cambio sustancial ha sido facilitar la coordinación entre equipos médicos nacionales e internacionales. En el terremoto de Haití, el trabajo independiente de los equipos médicos y la falta de información impidió que los pa¬cientes se pudieran transferir a otras instalaciones para poder seguir recibiendo cuidado mé¬dicos definitivos. Desde centros de diálisis para atender insuficiencias renales hasta organizaciones especializadas en el manejo de lesiones medulares fueron infrautilizados. En esta ocasión la Cooperación Española recibió el encargo por parte del clúster de salud de montar un centro de coordinación, lo que hemos bautizado desde AECID como «Centro de Información y de Coordinación Médica» (CICOM). Desde este centro coordinábamos la transferencia de pacientes y la gestión de información entre los equipos médicos. Ha sido un gran éxito, ya que ha permitido por primera vez establecer una red de intercambio de información que permitió trasladar a los pacientes donde podían recibir cuidados más especializados. Además de las ambulancias de la Cruz Roja y del hospital, el equipo médico español monto dos ambulancias más para el transporte de pacientes críticos. Llegamos a gestionar 31 peticiones de transferencia de pacientes y de solicitudes de información sobre los recursos médicos disponibles en Tacloban durante el tiempo que estuvimos nosotros y cuando nos retiramos quedó a cargo de las autoridades de salud.

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