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Entrevista con José Luís Girao Piñeyro, Cofundador de la organización Agua de Coco

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José Luís Girao es cofundador de la ONG Agua de Coco, con sede en Granada y que trabaja en Ruanda y Madagascar. Se encontraba en Madrid con 28 niños y niñas ciegos y trabajadores de las salinas, haciendo una gira por España de la coral que han creado: «Magalasy Gospel». Con él hemos hablado sobre esta iniciativa y sobre la situación que se vive en Madagascar actualmente.

¿Cómo surge Magalasy Gospel?

Empezó en 2007 en Madagascar tras hacer un seguimiento de centros sociales de personas con discapacidad en el sur de la isla. Queríamos organizar un programa de desarrollo inclusivo, con personas con discapacidad, y al visitar un centro de niños y niñas ciegos nos quisieron «regalar» una canción como despedida. Nos pareció tan impresionante la forma de cantar que decidimos que aquello no podía seguir invisible. Al final, como trabajábamos también con niños trabajadoras de las salinas, y pensamos que estaría bien unir los dos grupos en una coral, y traerlo a España. Hicimos una gira el año pasado, que fue un éxito, y este año hemos repetido.

¿Cuál es la intención de este proyecto?

Para nosotros, que en Madagascar trabajamos con 30.000 niños, estos 28 son quienes crearán en su país la red social necesaria, y transmitirán al resto de los niños el mensaje y la experiencia de esta gira, que en realidad lo que busca es transmitir un mensaje de esperanza, de solidaridad y de derechos.

¿Cómo es la situación, en los últimos meses, en las zonas en que trabajáis?

Pues la verdad es que en los periódicos parece peor de lo que realmente es, como pasa siempre. Los últimos meses han sido una pagina negra en la historia de Madagascar. Los malgaches no son violentos, son más bien personas muy tranquilas, y de hecho muchos de los males que les han caído han sido por su tranquilidad y su sosiego.

El pasado mes de enero ha sido muy violento; ha habido muchas muertes, mucha violencia callejera y muchos problemas de seguridad; han robado en almacenes y han destrozado muchísimas casas; todos los malgaches, de un lado y de otro. Ha sido una rebelión popular donde la violencia ha sido la única consigna: a romper, a robar y a fastidiar.

Nosotros hemos sufrido la situación de inseguridad, pero siempre nos han respetado, nadie nos ha atacado ni nos ha robado. Pasaban junto a nuestra sede manifestantes, personas que iban a robar o a quemar edificios o simplemente a protestar, nos miraban, nos saludaban y seguían su camino.

¿Es el pueblo el que ha pedido el cambio realmente?

El problema es que en ese cambio político se cuenta de todo del anterior presidente; si es cierto o no cierto no lo puedo decir. La gente estaba muy quemada y cansada de la situación. El presidente empezó bien, había hecho muchas promesas y cumplió muchas de ellas; se centró en las comunicaciones y la educación, cosa que ha hecho bien. Pero bueno, si es cierto que la población vivía mal y que la situación económica era cada vez peor mientras él, su empresa y sus negocios iban prosperando.

La característica de este presidente es que la mayor empresa malgache era suya: controlaba todos los productos lácteos y de primera necesidad, estaba cada vez más acaparando productos de primera necesidad para distribuirlos de forma privada –desde sus propias empresas principalmente-. Acaparaba los mercados de construcción y de desarrollo del país, y el pueblo lo que veía es que acumulaba sin parar mientras ellos pasaban mayor necesidad. Por esto quemaron todas sus empresas, ha sido una revuelta de coraje, como diciéndole «ahora te vas a enterar».

¿Es un golpe de Estado?

Se habla de golpe de Estado, se habla de cambio democrático… cada uno tiene sus términos supongo. Yo entiendo que no es un proceso que se haya hecho bien, sino que ha sido una mínima parte de la población de Antananarivo la que ha querido ese cambio, y Ravalomanana no ha estado suficientemente apoyado por los militares, porque no han querido tampoco tomar parte  su favor. En los primeros días de protestas, murieron bastantes personas por disparos de la policía. Eso nunca antes había pasado en Madagascar, por eso creo que los militares decidieron no apoyar a Ravalomanana, porque no querían matar a sus compatriotas, y decidieron quitarse de en medio.

¿Han sido estos meses tan caóticos como parecía?

La policía y el ejercito en muchos casos no ha querido intervenir, hemos estado durante unos meses en un país sin control, todo el que quería iba y se aprovechaba de la situación, había miles y miles de personas entrando en supermercados y en cualquier sitio saqueando todo.

¿Y ahora?

Pues la lástima es que en ese tiempo de descontrol y de protestas no se han dado cuenta de que estaban destruyendo infraestructuras que les servirían más tarde para producción; instalaciones que ya no tienen.

Ahora la situación se ha calmado, las Naciones Unidas, la Unión africana, la Unión Europea y distintas organizaciones internacionales están pidiendo calma, dejando claro que no quieren entrar en el debate de si el presidente era bueno o malo, sino que el cambio debe ser de forma democrática, y tienen que celebrarse elecciones cuanto antes para que el pueblo malgache sea quien decida sobre su gobierno.

Boletín IECAH nº 5, julio 2009

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