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Crisis Invisible: Haití

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Fuente: El País. Foto ganadora del premio de fotografía Unicef 2009

Haití: catástrofes y pobreza. Es la imagen que nos llega cuando oímos el nombre de este país, que si bien, no es errónea, tampoco es completa.

Un conjunto de hechos históricos, relaciones de poder, influencias externas y características del terreno han llevado al país a su situación actual.

Haití es un país de algo más de 8.5 millones de habitantes, que siendo el primero de América Central y Caribe en lograr la independencia, es el que a día de hoy tiene unos mayores índices de pobreza en la región. Situado en el puesto 146 sobre 177 en el Informe sobre Desarrollo Humano de Naciones Unidas del año 2007-20081, con una tasa de infección por VIH solo alcanzada por algunos países africanos y una situación de hambre crónica, donde la mayor parte de la población sobrevive con menos de dos dólares diarios. País en el que secuestros, violaciones y asesinatos son la tónica general –el que sus calles estén inundadas con un gran número de armas retroalimenta esta situación-, todo agravado por la inestabilidad política y una alta degradación ambiental que empeora año tras año por los desastres naturales que se suceden continuamente, desastres que afectan intensivamente a la población debido a la situación de alta vulnerabilidad en la que se encuentra.

¿Cómo ha sido el proceso seguido para llegar a esta situación? Haití es un país que nunca ha tenido la oportunidad de consolidar una cultura democrática, su historia ha estado marcada por la intervención exterior y las dictaduras. De estas, la más sangrienta fue la de los Duvalier, que gobernaron desde el año 1956 hasta 1986. Utilizaron una política de miedo y temor contra la población.

Tras su salida del país, se sucedieron varios débiles gobiernos provisionales, apoyados por el ejército. Estos gobiernos fueron incapaces de albergar grandes cambios, y es en este clima donde se celebran las elecciones de 1990 de las que se proclama claro vencedor Jean Paul Aristide.

El nuevo presidente prometió grandes transformaciones, pero un golpe de estado 8 meses después de las elecciones, motivado por la oposición manifiesta de la elite económica y militar, hizo que se instaurara una junta militar durante tres años, periodo tras el cual, un grupo de marines norteamericanos devuelven el poder a Aristide. Pero este régimen había cambiado: El presidente repuesto en su cargo delegó las tareas de seguridad y represión a bandas armadas, permitió el auge del narcotráfico y la corrupción, mientras se derrumbaba la economía. Se agudizó la polarización social con un uso habitual de la violencia política y del fraude electoral2.

Aristide fue sucedido por uno de sus colaboradores, René Préval, su mandato tampoco fue fácil, y en las elecciones de 2001 vuelve al poder Aristide. Esta victoria no fue reconocida por la oposición –tampoco por los observadores internacionales- lo que lleva a la comunidad internacional a bloquear la ayuda. El país reacciona con una clara división entre seguidores y detractores de Aristide. Mientras tanto, el Gobierno no se preocupa por la situación del país ni por las protestas que en él se dan.

En esta época de tensión se produce el asesinato del líder de una de las principales pandillas del país, detonante para que sus seguidores se lanzaran contra el gobierno, sumergiéndose la isla en una ola de violencia. El ejército del líder asesinado va tomando el país comenzando por el norte, y Aristide huye de Haití.

Tras la huida del presidente se forma un gobierno provisional de transición integrado por representantes de diferentes grupos políticos y organizaciones de la sociedad civil- posteriormente se vio que este grupo no era tan representativo de la sociedad haitiana como debió haber sido- que estableció las medidas que deberían ser tomadas durante el periodo de transición.

Tras una exhaustiva evaluación de la situación del país, se decidió el envío de una misión de estabilización, la MINUSTAH (2004) -otras misiones de Naciones Unidas llevaban en el país desde 1993, – por un periodo inicial de seis meses, aunque ésta ha ido prorrogando su estancia continuamente y además aumentando los efectivos al no cesar la violencia y la inestabilidad del país.

En febrero de 2006 René Préval ganaba las elecciones por mayoría absoluta. Si bien en principio se ponía en duda la fiabilidad de los comicios, finalmente se dieron por legales. La situación se complica para el presidente en 2008 con la subida de los precios de productos básicos, que llevó a un levantamiento de la población y acabó con la dimisión forzada de su primer ministro. Varios meses se tardó en ratificar la elección del nuevo cargo ya que los dos primeros nombre propuestos por el presidente no contaron con el apoyo necesario. Michèle Pierre-Louis logró finalmente tal apoyo, convirtiéndose en primera ministra.

Pocos meses después llegó la temporada de huracanes. 4 tormentas tropicales que mataron a cientos de personas y dejaron a muchas otras sin sus casas y medios de vida, lo que acabo con el esfuerzo de los últimos años.

Dentro de esta habitual inestabilidad política, algunos pasos recientes dan algo de luz a la prolongada crisis que vive el país. Así la apertura de una oficina ECHO (Oficina Humanitaria de la Comisión Europea) en Puerto Principe y la posterior aprobación de un Plan Global de Ayuda Humanitaria para Haití; el nombramiento de Bill Clinton como enviado Especial de Naciones Unidas a Haití y la visita del Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, mostrando ambas iniciativas una mayor implicación de los donantes; la entrada de Haití en la Iniciativa Multilateral de Reducción de la Deuda que supone la supresión de casi dos tercios de la deuda que el país posee con el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Además, las autoridades haitianas han perfilado un programa de recuperación económico de dos años basado en reducir la vulnerabilidad a catástrofes naturales, revitalizar la economía, mantener el acceso a servicios básicos y conservar un marco macroeconómico estable.3 Está por ver cuánto tiempo más permanecerá la MINUSTAH ya que su última prórroga caduca el 15 de octubre de este año. Su responsable, Floriano Peixoto Vieira Neto, opina que las fuerzas de seguridad nacionales no están suficientemente preparadas ni equipadas para desempeñar sus funciones.

A pesar de los esfuerzos, los hechos no nos dejan ser demasiado optimistas. Gran parte de la población haitiana padece inseguridad alimentaria, situación que se podría complicar con la temporada de huracanes de este año, además la situación económica internacional agudiza la crisis al disminuir las remesas provenientes del exterior y al haber incrementado el precio de los bienes básicos, la inseguridad continua gobernando el país e importantes reformas estructurales continúan a la espera.

Más información:

http://escolapau.uab.cat/castellano/actividades/haiti.php

http://www.alertnet.org/db/crisisprofiles/HA_UNR.htm?v=in_detail

http://www.un.org/spanish/Depts/dpko/minustah/index.html

http://www.unicef.org/spanish/childalert/haiti/

http://www.fride.org/buscador_result.php?textos=haiti&tipo=keywords&sitelang=es

Notas:

1.- Descargar informe completo: http://hdr.undp.org/en/media/HDR_20072008_SP_Complete.pdf

2.- «Haití: ¿Ahora o nunca? Informe sobre la situación y los retos del país» Escola de Pau, 2005. Para descargar informe completo: http://escolapau.uab.cat/img/programas/alerta/haiti/informe001.pdf

3.- A partir de las declaraciones de la primera ministra Michèle Duvivier Pierre-Louis en la Conferencia de Donantes celebrada el 14 de abril de 2009 en Washington

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