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Madagascar, ciclones, sequías y golpes de Estado

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Amnistía Internacional (AI) instó el martes 30 de junio al gobierno nigeriano a que intensifique la vigilancia sobre la actitud…

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El pasado 26 de junio se cumplían 49 anos de la independencia de Madagascar. Situada en el océano índico, es la isla más grande de África y a cuarta más grande del mundo, además de un lugar altamente propenso a ciclones y huracanes por su situación en el canal de Mozambique.

Revueltas políticas y -sobre todo- sequías, ciclones y epidemias, han hecho de esta isla -según datos del Programa Mundial de Alimentos (PMA)- un país con más de un 70% de la población viviendo bajo el umbral de la pobreza.

La crisis política de estos últimos meses se suma a la situación de crisis alimentaria que ya vivía la población, haciendo ahora además más difícil y limitada la distribución de ayuda.

En 1960 Madagascar consiguió la independencia de Francia. Desde entonces, la isla ha tenido cinco presidentes: Philibet Tsirana (1960-1972), Gabriel Ramanantsoa (1972-1975) Didier Ratsiraka (1975- 1993 / 1996- 2002), Albert Zafy (1993-1996) y Marc Ravalomanana (2002-marzo 2009). Hoy el país está bajo la «Autoridad Suprema de la Transición», presidida por Andry Rajoelina.

En los últimos meses Madagascar ha vuelto a ser noticia por el golpe de Estado que ha puesto al líder opositor Andry Rajoelina a frente del gobierno. Apoyado por un sector del ejército se autoproclamó presidente de la «Autoridad Suprema de la Transición» en Madagascar el pasado 17 de marzo.

El enfrentamiento entre Ravalomanana y Rajoelina comenzó en diciembre del año pasado cuando el primero -entonces presidente del país- ordenó la clausura de la cadena privada propiedad del segundo -alcalde de la capital, Antananarivo, desde 2007-. El motivo para el cierre de la emisora fue la emisión de una entrevista al predecesor de Ravalomanana, Didier Ratsiraka, en la que llamaba al pueblo a la desobediencia civil. Las palabras de Ratsiraka, quien nunca quiso reconocer a Ravalomanana como presidente -en 2001, tras las elecciones presidenciales que dieron el cargo a Ravalomanana, ambos se proclamaron presidentes, dando lugar a meses de disturbios en el país- fueron interpretadas por el gobierno como un atentado contra la seguridad del Estado.

Rajoelina lanzó entonces la amenaza de que si no se producía la reapertura de la emisora antes del 13 de enero, «no respondería de lo que pudiera pasar», al tiempo que se organizaba una campaña en contra del presidente, criticando su carácter empresario, y acusándole de utilización abusiva de recursos del Estado.

Tras dos meses de enfrentamientos en las calles, saqueos y disturbios, el 17 de marzo Rajoelina dio un golpe de Estado y se proclamó jefe de gobierno, a pesar de que le restan cinco anos para el mínimo de edad que establece la Constitución malgache como requisito para optar a la presidencia -40 años-. Muchos dicen que detrás está la mano de Ratsiraka. Lo cierto es que, esté o no detrás de las distintas maniobras o decisiones de Rajoelina, ha reaparecido en la escena malgache. El pasado 22 de mayo los dirigentes políticos de Madagascar acordaron celebrar elecciones en un plazo como máximo de 14 meses, a las que, al menos en principio, podría presentarse Ravalomanana así como el cese de la represión de la oposición y la liberación de presos políticos. Al día siguiente Ratsiraka se desvinculó del acuerdo y cuatro días más tarde –el 27 de mayo- Rajoelina prohibió la entrada al país a Ravalomanana.

Hoy, 1 de julio, Ravalomanana ha sido condenado por un tribunal de Antananarivo a cuatro años de prisión y una multa de 70 millones de dólares por supuesta malversación de fondos del Estado, en este caso en relación a la compra de un avión presidencial. La actual Ministra de Justicia, Christine Razanamahasoa, ha anunciado que próximamente será acusado de malversación de fondos y asesinato –este último cargo por los 27 fallecidos el 7 de febrero pasado por disparos de la policía-.

La Unión Africana y la Comunidad para el Desarrollo de África Meridional (SADC) han instado a las partes a comprometerse a una «solución negociada pacífica». Mientras tanto, los países occidentales no reconocen el actual gobierno, por lo que algunos de ellos –como por ejemplo Estados Unidos- han comenzado a sancionar al país, con medidas el cese de envío de ayuda al país.

Madagascar está hoy suspendido de la UA y la SADC, los donantes internacionales que habían sido atraídos por Ravalomanana se están retirando del país, y la hasta hace poco creciente industria del turismo hace aguas también tras el golpe de Estado.

La economía y la situación humanitaria se agravan, en un país que, como muchos otros, lleva sufriendo los efectos de la descolonización, la corrupción y el saqueo –nacional e internacional- desde su independencia, hace casi cincuenta años.

Boletín IECAH nº 5, julio 2009

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