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Breve aproximación a la protección de la infancia en el continente africano

 

childCuando pretendemos desempolvar y analizar esas crisis que por decisión de los medios informativos han quedado relegadas a una incomprensible sombra fuera de la agenda mediática, pero perfectamente vivas y con plenas repercusiones sobre vidas humanas, solemos abordarlas desde su circunscripción a unas fronteras geográficas determinadas ya que, en tanto conflictos o desastres de componente natural, son sucesos que acontecen en un tiempo y en un espacio concretos. No obstante, en ciertas ocasiones conviene abordar situaciones humanitarias desde prismas más transversales y no sólo crónico-tópicos. En este caso, aunque seguiremos limitándonos a unas fronteras –bien es verdad que mucho más amplias que las nacionales o regionales–, vamos a hacer un sucinto análisis de la situación de la infancia como sujeto singular de protección para el humanitarismo sustentándonos en casos y estudios de esta situación a lo largo y ancho del continente africano.

Cuando hablamos de protección de la infancia nos referimos a toda actuación para asegurar el cumplimiento de sus derechos recogidos en los instrumentos de Derechos Humanos, el Derecho Internacional Humanitario o la Convención de los Derechos del Niño y sus protocolos del año 2000; en definitiva, prevenir o dar respuesta a cuatro grandes amenazas que pueda sufrir: abuso, abandono, explotación o violencia, reparando en el hecho de que, junto con las personas mayores y los discapacitados, los niños son considerados en la acción humanitaria un grupo vulnerable que sufre en mayor medida las devastadoras consecuencias de las cada vez más comunes «emergencias complejas». Esto, desmenuzado, queda en una serie de campos de actuación para los profesionales del sector según los ocho grandes riesgos estipulados a los que los niños pueden estar sometidos: 1) peligros físicos o posibles lesiones; 2) violencia física u otro tipo de prácticas dañinas1; 3) violencia sexual2; 4) desórdenes psicosociales y enfermedades mentales: 5) niños asociados a fuerzas o grupos armados3; 6) trabajo infantil; 7) abandono o separación de los niños y niñas4; y 8) justicia para la infancia5.

Como es de imaginar, estos riesgos están en muchos casos relacionados entre sí y la infancia puede verse expuesta de forma simultánea a varios de ellos en un momento de crisis. Es decir, en el caso de una zona de conflicto, por poner un ejemplo, los menores podrían verse impelidos a viajar sin la compañía de un adulto para evadir el peligro o verse forzados a asociarse a un grupo armado; esto, a su vez, es visto como una forma de trabajo infantil. Trataremos de abordar algunos de estos riesgos de la infancia para el contexto africano, por tanto, desde una perspectiva más generalista aunque incidamos sobre varios de ellos.

Para el caso de la violencia física sufrida por la infancia, los datos disponibles apuntan que los más pequeños sufren mayor riesgo de violencia física, mientras la violencia sexual afecta predominantemente a quienes han llegado a la pubertad o la adolescencia. Los niños parecen tener mayor riesgo de sufrir violencia física que las niñas y éstas, en cambio, tienen mayor riesgo de sufrir trato negligente y violencia sexual. En todos los lugares donde la violencia sexual ha sido estudiada, se reconoce cada vez más que una proporción sustancial de los niños y niñas son hostigados y agredidos sexualmente por las personas más cercanas a ellos6.

Las relaciones sexuales forzadas en el matrimonio temprano son comunes en muchos estados y en algunos tienen lugar los llamados «crímenes de honor» de niñas que se considera han infringido códigos morales. A pesar de los esfuerzos hechos en materia de legislación y abogacía, la mutilación genital femenina sigue ampliamente difundida: en partes del norte y este de África más del 90% de las niñas son sometidas a esta práctica de la ablación, normalmente alrededor de la edad de siete años. Más concretamente, se calcula que en África Subsahariana, Egipto y Sudán, tres millones de niñas sufren la mutilación genital anualmente7.

Uno de los grandes riesgos de la infancia ha sido el de la vinculación de los niños con fuerzas o grupos armados. Las armas y su comercio ilícito están detrás, entre otras razones, de los numerosos episodios de abuso y explotación en los que los niños son reclutados por grupos para participar en conflictos o ajustes de cuentas o bien engañados y forzados para otras tareas como transportar y transferir pistolas, rifles o munición8. No existe mejor arma para los grupos armados que los niños ya que no sólo son fáciles de manipular sino que son muy leales, aprenden con facilidad y, por encima de todo, se puede disponer de ellos casi de forma ilimitada9. Según grupos de derechos de la infancia, hoy día existen alrededor de unos 300.000 niños menores de quince años vinculados con fuerzas armadas en el mundo y en el caso africano son notables por su crudeza los casos de los recientes o actuales conflictos de Angola, Sierra Leona, Sudán o la República Democrática del Congo (R.D.C.) –en esta última las estimaciones apuntan que unos 11.00 niños han sido reclutados por las milicias–. Para un caso de estricta actualidad como es el de Malí, Amnistía Internacional ha publicado recientemente un informe en el que se advierte de que son cada vez más abundantes los indicios de que los radicales islamistas han reclutado por la fuerza y usado a niños soldados en sus filas –algunos de sólo 10 años según los testigos entrevistados por la organización–10.

Entre sus labores se hallan las de porteadores, espías o la colocación de las minas antipersonales. Las niñas suelen ser utilizadas como trofeo para «aumentar la moral de la tropa», como esposas para rangos militares más elevados y es un hecho el riesgo que para su salud supone el alto índice de embarazos prematuros que suelen sufrir11. En esta línea, otro patrón desgraciadamente repetido es la provisión de estupefacientes a los niños para «facilitar» su tarea como combatiente. Según recoge el informe de Amnistía arriba citado, un niño maliense de 16 años alegó:

«Nos adiestraban para disparar apuntando al corazón o a los pies. Antes del combate, teníamos que comer arroz mezclado con un polvo blanco y una salsa con un polvo rojo. También nos ponían inyecciones. A mí me pusieron tres. Después de esas inyecciones y de comer el arroz mezclado con el polvo, me convertía en un vehículo de motor, podía hacer cualquier cosa por mis dueños. Veía a nuestros enemigos como si fueran perros y lo único que había en mi mente era disparar contra ellos.»

Amén de las obvias consecuencias para la integridad física de los niños que este reclutamiento o vinculación pueden tener, existen otro tipo de penalidades de difícil curación, bien de tipo psicológico por las huellas indelebles que la comisión de crímenes o la vivencia de esos episodios violentos pueden dejar –en ocasiones contra vecinos o familiares–, bien por el común rechazo social que los niños suelen vivir por su condición de ex soldado al tratar de reintegrarse cuando acaban los conflictos.

Trabajo infantil, distribución por sector de actividad

económica a nivel mundial (5-17 años)Fuente: OIT.

quesitoUna gran preocupación con respecto al tema que tratamos es el del trabajo infantil. Se calcula que 215 millones de niños en el mundo siguen hoy presa de éste y su persistencia es uno de los mayores fracasos de las actividades de desarrollo. Además, en la actualidad preocupa la posibilidad de que la recesión de la economía mundial se convierta en otro obstáculo para alcanzar en 2016 el objetivo de eliminar las peores formas de trabajo infantil y de que ello dificulte aún más la consecución de los ODM12. No faltan motivos para atender a África con especial atención: de los 65 millones de niños subsaharianos uno de cada cuatro son víctimas del trabajo infantil. África alberga la mayor proporción de niños que trabajan y es la región donde menos progresos se han alcanzado en relación con los ODM, en particular el relativo a la educación primaria universal, obligatoria y gratuita, pues se estima que uno de cada tres menores no está escolarizado. Aunque en el África Subsahariana vive el 19% de la población mundial en edad de escolarización primaria, esta región concentra el 47% de los menores no escolarizados del mundo.13  Pero debemos reparar en el hecho de que no todas las tareas realizadas por los niños deben clasificarse como trabajo infantil que se ha de eliminar. Por lo general, la participación de los niños o los adolescentes en trabajos que no les privan de su niñez, su potencial y su dignidad, y que no sean perjudiciales para su desarrollo físico y psicológico, se considera incluso positiva.14 La otra cara de la moneda serían las prácticas de explotación infantil consideradas esclavitud. Según los estudios de Save the Children, más de la mitad de los niños presa del trabajo infantil, 126 millones en concreto, realizan trabajos con riesgo para su salud y 8 millones se encuentran en las peores formas de trabajo ilegal y degradante. Las formas de trabajo consideradas próximas como esclavitud o próximas a tal, serían: 1) la trata de niños; 2) su explotación sexual –en Sudáfrica, por ejemplo, se calcula que 28.000 niños están insertos en la industria sexual–; 3) trabajo infantil forzoso por endeudamiento; 4y5) trabajos forzosos en las minas o en la agricultura –en el Sahel 200.000 menores trabajan en minas o canteras de oro y en Costa de Marfil 12.000 niños trabajan en plantaciones de cacao que no son de propiedad familiar–; 6) niños soldados; 7) matrimonios infantiles forzosos; y 8) esclavitud doméstica –según estudios, unas 76.000 niñas marroquíes trabajan como esclavas infantiles en hogares de cierta posición socioeconómica y en algunos casos desde los 7 años–15.

Al margen de estos, existen también otro tipo de riesgos generales que indudablemente afectan de forma directa a la «seguridad humana» de la infancia aunque no sean abordados desde el punto de vista de la protección como más arriba hemos hecho. Un ejemplo de ello es el de los niños contagiados de SIDA. Si el número de personas con VIH en el mundo era de 34 millones en 2011, en torno al 10% de ellos eran niños menores de 15 años y casi el 70% de ellos en África subsahariana –es decir, más de dos millones y medio de niños africanos están infectados–. El VIH/SIDA, además, afecta a los niños más allá del hecho de su tenencia: millones de niños que no son VIH positivos sufren las consecuencias de esta pandemia debido a la pérdida de familiares y a la desestructuración económica y social que causa el SIDA en muchos lugares del mundo 16.

Otro tema en la misma línea sería el de la desnutrición de la infancia. A nivel global, vemos que el 43% de las muertes en niños menores de cinco años tiene lugar durante el primer mes de vida y la desnutrición es la causa subyacente de un tercio de estas muertes, concentradas sobre todo en África Subsahariana y el sur de Asia. La desnutrición es la causa de más de 2,6 millones de muertes de niños y niñas menores de cinco años cada año. De los que sobreviven, hay 171 millones de niños que se enfrentan a una desnutrición crónica, que retrasará su crecimiento físico y mental. En el caso africano, 2 de cada 5 niños, es decir, 60 millones, sufren desnutrición crónica17 La situación de desnutrición severa, la que hoy se sufre en el cuerno de África o en el Sahel, suele gozar de un favor mayor por parte de los medios. La situación del Sahel, por ejemplo, tema de estricta actualidad, se deterioró significativamente en 2012 y afectó a nueve países principalmente: Burkina Faso, Camerún, Chad, Gambia, Mali, Mauritania, Níger, Nigeria y Senegal. Puso en riesgo de desnutrición aguda grave (con elevado riesgo de mortalidad) a 1.100.000 de niños. El Sahel es, en definitiva, una región de alerta roja para la seguridad de la infancia cuando 226.000 niños menores de 5 años mueren cada año por causas prevenibles y tratables (entre ellas encontramos enfermedades infecciosas incluida la malaria, sarampión, meningitis y cólera), seriamente agravadas por la desnutrición 18.

Del ranking que la organización Save the Children ha realizado de mejores y peores países para nacer en función de factores como la tasa de escolarización, el índice de mortalidad infantil, el bienestar de las madres, el porcentaje de niños y niñas con bajo peso o el acceso al agua potable, vemos que de una lista de 171 países, entre los diez últimos son ocho los africanos (162. Madagascar; 163. Sierra Leona; 163. Eritrea; 165. Mali; 166. Yemen; 167. R.D. Congo; 168. Afganistán; 169. Chad; 170. Níger; y 171. Somalia). En esta última, 1 de cada 6 niños pierde la vida antes de los cinco años, el 32% sufre desnutrición y el 70% no tiene acceso al agua potable19.

A fin de cuentas, este pequeño repaso, incompleto por necesidad, de algunos aspectos relativos a la situación de la infancia con especial atención al continente africano, no pretende sino hacer una llamada a todos los actores humanitarios cuando se calcula que el 60% de la población afectada por las crisis humanitarias tienen menos de dieciocho años. A pesar de lo sombríos y desoladores que pueden resultar todos los datos aquí presentados, hay que mencionar que en muchos de estos riesgos se están alcanzando ciertos avances y se están empezando a organizar de forma más sistemática los fondos de AOD 20 destinados a la mejora de la situación de la infancia, pero lo que está claro a la vista de este panorama, es que ni se aproximan a parecer suficientes.


1.- Por «prácticas dañinas» podría entenderse, por ejemplo, la entrega de una niña a otra familia para casarla.

2.- La violencia sexual incluiría la violación, la mutilación genital o el proxenetismo, por ejemplo. Por su connotación más estructural, se ha preferido este término al de «abuso sexual», que estaría más limitado a lo físico.

3.- Los términos no son aleatorios ya que se prefiere evitar el término de «reclutamiento infantil» dado que, en primer lugar, la tipología de los conflictos hoy día es más compleja y no necesariamente han de vincularse a ejércitos estatales oficiales y, por otro lado, pueden no empuñar un arma, pero sí dedicarse a tareas logísticas relacionadas con el grupo armado y su actividad, tales como la cocina, limpieza, transporte de armas y efectivos, etc.

4.- Por «separación» se podría entender el cuidado del niño de forma provisional por un vecino o pariente, mientras que el abandono («unaccompanied» en inglés) se referiría a los viajes largos y en soledad que realizarían niños y adolescentes. Véase la definición de la inter-agency guiding principles on unaccompanied and separated children: «separated children are those separated from both parents, or from their previous legal or customary primary care-giver, but not necessarily from other relatives. These may, therefore, include children accompanied by other adult family members. Unaccompanied children are those who have been separated from both parents and other relatives and are not being cared for by an adult who, by law or custom, is responsible for doing so».

5.- Búsqueda de protección y asegurar un juicio justo a los niños o niñas que han sido testigos de un crimen o lo han perpetrado.

6.- «Informe mundial sobre la violencia contra los niños y las niñas», p. 12. http://www.crin.org/docs/Informe_Mundial_Sobre_Violencia.pdf

7.- Ibídem, p. 13. Para ahondar más en los tipos y significados antropológicos de la mal llamada «circuncisión femenina» recomiendo el capítulo 8 dedicado al género de la catedrática MORENO FELIÚ, Paz, Encrucijadas antropológicas, Madrid, 2011 en el que se aborda esta práctica y sus variantes.

8.- UNICEF, Tratado de armas: más que un chaleco antibalas para los niños. http://www.unicef.es/actualidad-documentacion/blog/mucho-mas-que-un-chaleco-antibalas-para-los-ninos

9.- Traducción propia del artículo del THE NEW YORK TIMES UPFRONT, http://teacher.scholastic.com/scholasticnews/indepth/upfront/features/index.asp?article=f090307_African_Soldiers

10.- AMNISTÍA INTERNACIONAL, Malí: primera valoración de la situación de derechos humanos después de tres semanas de conflicto, febrero 2013.

11.- SAVE THE CHILDREN, Rompamos las cadenas de la esclavitud infantil, pp. 9 y 10. http://www.savethechildren.es/esclavos/trabajoinfantil.pdf

12.- (OIT) ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL DEL TRABAJO: Intensificar la lucha contra el trabajo infantil, página ix. http://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/—ed_norm/—relconf/documents/meetingdocument/wcms_136697.pdf

13.- OIT, Intensificar la lucha…, página 49 y 50.

14.- OIT, ¿Qué se entiende por trabajo infantil? http://www.ilo.org/ipec/facts/lang–es/index.htm

15.- SAVE THE CHILDREN, Rompamos las cadenas…,, p. 3.

16.- UNICEF. http://www.unicef.es/infancia/infancia-y-vihsida

17.- SAVE THE CHILDREN, «El mapa de la supervivencia infantil 2012», pp. 2, 3 y 7.

18.- UNICEF, Informe: «crisis alimentaria y nutricional en el Sahel», pp. 2 y 6. http://www.unicef.es/sites/www.unicef.es/files/Informe_Emergencia_SahelDic2012.pdf

19.- SAVE THE CHILDREN, op.cit. (nota10), página 3.

20.- Véase The African Report on Child Wellbeing 2011, para ahondar en los montos y programación de las donaciones y recursos para la infancia en los ámbitos de la educación y la sanidad. http://www.africanchildforum.org/africanreport/attachements/article/47/AfricanReport2011_english.pdf

 
 

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