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Encrucijadas humanitarias

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(Para Radio Nederland)
Pese a las masivas manifestaciones en todo el mundo contra la operación militar de Gaza que se han desarrollado durante el fin de semana, y entrando ya de lleno en la tercera semana de invasión terrestre de tropas israelíes en territorio palestino, llegando ya a la cifra de 900 muertes, casi todas ellas civiles, poco parece poder decirse de nuevo sobre la situación humanitaria en la Franja y sobre el elevado coste humano que la agresión del ejército israelí está teniendo. Y, sin embargo, cada día que pasa se confirma el absoluto desprecio a las normas humanitarias con que se está desarrollando la campaña militar, y se constata que en la misma se están cometiendo crímenes de guerra. La retirada provisional de la UNRWA (Agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos) tras haber sido víctima de ataques, y los duros comunicados del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) rompiendo su habitual comportamiento confidencial, son una buena muestra de que la situación ha alcanzado ya una gravedad que puede complicarse mucho más durante esta semana.

El gobierno de Israel ha querido presentarse como comprensivo con la difícil situación humanitaria, otorgando una suspensión temporal de hostilidades durante tres horas diarias que, aunque ha sido valorada positivamente por el CICR, ha sido calificada de irrisoria por la mayor parte de organizaciones humanitarias. Con el agravante, además, de que esa breve tregua de tres horas no se ha cumplido y durante ella se han producido algunos de los ataques más graves a ambulancias y vehículos de transporte humanitario.

Como ha sucedido en otras muchas ocasiones, el agresor quiere mostrar una cara bondadosa que contribuya a mejorar su deteriorada imagen internacional –consciente de que con el tiempo eso se va a volver aún más en su contra-, pero la credibilidad de sus promesas de treguas temporales es nula. Además, por más que el Estado israelí lo haya querido presentar como generosa cesión humanitaria, supone reconocer de facto una violación continua del Derecho Internacional Humanitario (DIH), ya que éste exige el acceso del personal sanitario sin restricciones para las tareas de salvamento y evacuación de los heridos. En el DIH se dispone también que han de ser respetados y protegidos el personal sanitario, los hospitales y las unidades sanitarias. También se deben respetar y proteger los vehículos sanitarios, como las ambulancias, destinadas exclusivamente a ayudar a los heridos y enfermos. Los ataques contra el personal sanitario están prohibidos, así como los dirigidos contra las instalaciones empleadas exclusivamente para tareas sanitarias. «La aplicación de estas obligaciones incumbe a Israel y a los grupos armados palestinos que combaten en Gaza», declaró el Presidente del CICR Jacob Kellenberger. «Ya hemos registrado casos de personas heridas que murieron porque las ambulancias no pudieron llegar a tiempo. Si no se respetan estas normas fundamentales del derecho internacional humanitario, morirán más personas cuya vida podría haberse salvado».


Lo que falta recordar en la declaración de Kellemberger es que, de confirmarse la voluntariedad de estas violaciones del DIH, eso constituye un crimen de guerra. Pese a los motivos de seguridad que suele argüir el ejercito israelí para impedir el paso de ambulancias, existen evidencias de varios casos en los que el ataque ha sido deliberado, incluso sabiendo que en los vehículos de la Media Luna Palestina y otras organizaciones humanitarias se transportaban heridos de gran gravedad. Puede verse a tal efecto:

http://www.youtube.com/watch?v=gAPQXtvC6us
Por otra parte, según fuentes de Amnistía Internacional, tanto los soldados israelíes como los combatientes palestinos siguen abriendo fuego desde zonas cercanas a viviendas civiles, poniendo en peligro a sus moradores. «Nuestras fuentes en Gaza informan de que los soldados israelíes han entrado y tomado posiciones en varias viviendas palestinas, obligando a las familias a quedarse en una habitación del primer piso mientras utilizan el resto de la casa como base militar y posición para francotiradores», ha dicho Malcolm Smart, del Programa Regional para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional, añadiendo que «esto incrementa claramente el peligro que corren las familias palestinas afectadas y supone su utilización de hecho como escudos humanos».

Aunque desde la perspectiva humanitaria los acontecimientos de Gaza están ocupando casi toda la atención mediática, en otros lugares tan distantes como Colombia los actores armados también manipulan los planteamientos humanitarios buscando obtener con ello, como en el caso de Oriente Próximo, mejoras de imagen y aumentos de credibilidad y popularidad. Las curiosas exigencias y condiciones puestas por las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) para proceder a la liberación de seis de los rehenes que mantiene secuestrados, autootorgándose razones humanitarias para ello, parecen responder más a un interés de alargar el proceso y mantener durante unos días la atención mediática en torno a su actuación, aumentando su escaso crédito político, que a una real voluntad de contribuir a la mejora de la situación de las víctimas. Del mismo modo, sin cuestionar la buena voluntad de la senadora Piedad Córdoba y el resto de personas que participan en el proceso, también parece que en este caso los elementos de show y de afán de protagonismo se están yendo de las manos. Evidentemente, las cuestiones logísticas, los mediadores elegidos, los lugares en que se deba producir la liberación, la nacionalidad de los eventuales helicópteros…, son detalles de una gran importancia. Pero si hay voluntad política para esa liberación, esos detalles, como en algunas ocasiones anteriores se ha demostrado, pueden resolverse de modo callado y discreto y no con el cacareo mediático que se ha puesto en marcha en esta ocasión. Similar al que vimos hace unos meses con escasos resultados y que provocó otras liberaciones por vías bien distintas.

Entrevista

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