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Observatorio de la Acción Humanitaria

1. Justificación.

El crecimiento y popularización de la ayuda humanitaria en los últimos años no ha ido acompañado de un aumento del conocimiento sobre ésta y, mucho menos, de un mayor respeto a los principios y valores que dan sentido al humanitarismo. Antes al contrario, hemos venido asistiendo a una creciente pérdida de identidad de la acción humanitaria, un constante intento de manipulación por parte de los gobiernos y de otras entidades, que han tratado de apropiarse del discurso humanitario y utilizar su «retórica», lo que ha redundado en una percepción cada vez más crítica de la acción humanitaria por parte de la ciudadanía.

Los efectos que estos intentos de manipulación han tenido en la acción sobre el terreno no pueden ser más graves: creciente dificultad para el acceso libre a las víctimas, falta de respeto al espacio humanitario, debilitación de los mecanismos de protección de las víctimas, inseguridad creciente del personal humanitario, percepción creciente del humanitarismo como algo «occidental» y ajeno a los valores y culturas de muchos países,…. en fin aumento de la complejidad y las dificultades para el ejercicio de una acción humanitaria imparcial e independiente.

En este contexto – y de modo especial tras las guerras de Kosovo, Afganistán e Irak, en las que los actores humanitarios han intervenido directamente, han surgido diversas voces e iniciativas que tratan de reflexionar sobre los retos a los que se enfrenta el humanitarismo en el actual escenario internacional, por una parte, y que han tratado de hacer planteamientos de futuro recuperando lo mejor del pensamiento humanitario, por otra. Una cierta sensación de malestar, de mala conciencia, de crisis incluso, recorre el mundo humanitario tras el papel que se le ha hecho jugar en las últimas guerras y para enfrentarla, desde diversas posiciones, se han lanzado estas iniciativas.

En el caso español, estas variables se han visto agravadas por otras de carácter más interno que conviene recordar:

En primer lugar el uso ad nauseam de la jerga humanitaria para tratar de justificar y legitimar la guerra de Irak. Aunque en otros países se ha intentado usar argumentos humanitarios para esta invasión, en ninguno se ha ido tan lejos y se ha manipulado e instrumentalizado de este modo la ayuda humanitaria, ni se ha pretendido presentar la actuación militar como «exclusivamente» humanitaria.

En segundo lugar, la falta de transparencia con la que las autoridades emprendieron durante algunos años supuestas actuaciones humanitarias, unida a la total falta de profesionalidad, a la ausencia de mecanismos de control y rendición de cuentas y a la toma de decisiones por motivos políticos y no basados en la necesidad de las víctimas. La creciente militarización de la ayuda, el uso de los créditos FAD como respuesta «mecánica» a las situaciones de emergencia, la falta de líneas de financiación específicas que respeten la independencia de los actores humanitarias, la arbitrariedad de la financiación, la dificultad de conseguir datos fiables sobre las decisiones de ayuda, la autocomplacencia y el autobombo con que se presenta nuestra «solidaridad» y un largo etcétera son aspectos de importancia en este punto. Estas actuaciones han contribuido a crear confusión entre la opinión pública y entre los propios actores de cooperación.

En tercer lugar, la falta de tradición en esta materia por parte de muchas ONG españolas, cuando no el simple desconocimiento, de un sector que tiene una gran historia, un énfasis en principios y valores y en el que existen Códigos de Conducta, proyectos de normas y estándares comunes, entre otras iniciativas, han hecho que se esté dando un cierto oportunismo de consecuencias desastrosas. En efecto, el que se estén financiando con fondos públicos actuaciones supuestamente humanitarias de ONG que no tienen ninguna experiencia ni vinculación con el humanitarismo y en países en los que no tenían presencia previa, es algo más que simple aventurerismo. Es manipulación, que hace un mal uso de recursos públicos y, lamentablemente, cuesta vidas humanas.

Por último, las variables anteriores han provocado una cierta sensación de desconfianza en la opinión pública y un cierto retroceso en el compromiso con la acción humanitaria palpable en la menor respuesta ante crisis o emergencias, sobre todo cuando son debidas a acusas humanas como los conflictos armados.

El cambio de Administración tras las elecciones de marzo de 2004 y las expectativas en que el nuevo equipo del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación dé un impulso y plantee la acción humanitaria sobre nuevas bases, con motivo de la aprobación de un nuevo Plan Director 2005 – 2008, no sólo no serían cuestiones que debieran frenar la idea de un observatorio sino que lo hacen, en nuestra opinión, aún más pertinente. Una Administración más comprometida con la cooperación en general y con la ayuda en particular, necesita del apoyo de entidades independientes que velen por el buen uso de los fondos, por el respeto de los estándares, criterios y normas internacionales, y en definitiva por la calidad de la acción humanitaria española.

A este respecto, es importante destacar la gran respuesta de la ciudadanía española tras el tsunami que afectó el sur de Asia. La participación en el operativo posterior de diversas instituciones públicas, incluidas las Fuerzas armadas, así como las ONG y los nuevos mecanismos de coordinación puestos en marcha por la AECI parecen una buena oportunidad para impulsar el análisis y «observar» la realidad de nuestra ayuda.

2. Objetivos.

En este marco, el Observatorio de la Acción Humanitaria pretende servir a la mejora de la acción humanitaria mediante la puesta en marcha de mecanismos de seguimiento, análisis, transparencia y rendición de cuentas que redunden en un aumento de la calidad y cantidad de la ayuda y en su credibilidad y apoyo por los ciudadanos.

De un modo más concreto los objetivos son:

  • Hacer un seguimiento cotidiano de la ayuda humanitaria del estado español. Este seguimiento debe incorporar tanto la ayuda proveniente de fuentes públicas como de fuentes privadas.
  • Velar por que la ayuda española respete el marco jurídico de la acción humanitaria y los principios, normas y valores comúnmente aceptados en declaraciones internacionales: Derecho Internacional Humanitario, Derecho de los Refugiados, Derechos Humanos, Códigos de Conducta de ONG, criterios del CAD (Comité de Ayuda al Desarrollo de la OCDE). Asimismo, velar por el respeto de lo previsto en la Ley Español de Cooperación Internacional para el Desarrollo y otras normas de carácter estatal y europeo.
  • Velar por que la ayuda española se ajuste en su proceso de planificación y toma de decisiones a criterios verdaderamente humanitarios en función de las necesidades de las víctimas.
  • Analizar tanto en calidad como en cantidad la ayuda humanitaria española en base a criterios aceptados internacionalmente.
  • Proponer mejoras y medidas que redunden en una mayor calidad de la ayuda. Propuestas de evaluación,… Contribuir a la incorporación de otras dimensiones como la protección de las víctimas, el testimonio, la incidencia (advocacy) y cuando sea preciso, la denuncia.
  • Contribuir mediante acciones de formación y sensibilización a la mejora y toma de conciencia por parte de las ONG, las entidades asociativas en general y la opinión pública.
  • Servir como punto de encuentro de aquellas organizaciones interesadas en la acción humanitaria como foro de debate y discusión orientado al intercambio de experiencias y al aprendizaje.
  • Servir como referencia para la vinculación con redes y foros internacionales en la materia. Foros que tratan diversos aspectos de la ayuda: donantes a través del «Good Humanitarian Donorship»; ONG a través de diversas redes como VOICE, ICVA, …; temáticos como Esfera;…

3. Acciones

El Observatorio desarrolla su actividad a través de la elaboración de Informes de diversos tipos. Anuario de la Acción Humanitaria Española, Informes sobre determinadas crisis, temáticos,…

3.1. El Anuario o Informe Anual sobre acción humanitaria en España.

El Informe o Anuario de la Acción Humanitaria Española se concibe como una de las actividades centrales del Observatorio. Pretende hacer un balance y análisis crítico y propositivo de lo realizado en el periodo anterior y avanzar en la discusión y propuestas sobre temas de especial preocupación desde la perspectiva humanitaria. Es decir, no es sólo una recopilación de datos y cifras del periodo anterior sino un instrumento para la generación de debates y avance de propuestas.

3.2. Serie de documentos temáticos: Cuadernos IECAH.

Se irán editando diversos Cuadernos que profundicen en aspectos concretos de la acción humanitaria.

3.3. Boletín IECAH de Acción Humanitaria.

Se trata de un Boletín trimestral del que ha salido ya cuatro números que recoge novedades y opiniones sobre los acontecimientos relevantes para la acción humanitaria ocurridos en el periodo.

4. Miembros y participantes.

Para poder desarrollar su actividad con rigor, el Observatorio deberá contar con una gran independencia. Por ello se plantea incorporar en su dirección a personas independientes y vinculadas con el mundo académico, el análisis y la reflexión, los institutos de estudio, o ser ajenas al mundo humanitario aunque vinculadas con otros ámbitos anejos: mundo asociativo, desarrollo, etc..

Actualmente forman parte del Observatorio de Acción Humanitaria además del IECAH: Vicerrectorado de Cooperación y Relaciones Institucionales e Instituto Universitario de Desarrollo y Cooperación (IUDC) de la Universidad Complutense, Médicos sin Fronteras, Intermón OXFAM, Plan España, Ayuntamiento de Córdoba.

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