Entrevista a Francisco Rey: Afganistán cinco años después

(Radio Nederland)
Poco después de los brutales atentados del 11 de septiembre y tras una cierta reflexión, Estados Unidos inició la mal llamada “guerra contra el terror” que tuvo su primer hito en la invasión de Afganistán y el derrocamiento del régimen talibán. Aquel ataque, que no contaba con ninguna autorización explícita del Consejo de Seguridad de la ONU, contó con un cierto apoyo implícito del mundo occidental, en la medida que suponía una legítima represalia contra los hipotéticos causantes de los atentados de Nueva York. Es más, se llegó a justificar aquella invasión en la necesidad de defender los derechos humanos de las mujeres afganas o en la creación de un estado democrático viable a escala internacional. La teoría del “mal menor” tan brillantemente y cínicamente expuesta por Michael Ignatieff, estaba servida. Si miles de afganos debían morir, se trataba de un mal menor que no podía condicionar los elevados fines democráticos que “occidente” persigue.

Comenzó así el rosario de Conferencias de donantes, procesos electorales más o menos democráticos y despliegues de operaciones militares con mandatos más que confusos y legitimidades difusas. Junto a la inicial “Libertad duradera” dirigida por Estados Unidos con el objetivo de combatir a los talibán, se puso en marcha la ISAF liderada por la OTAN con un mandato de estabilización y reconstrucción y los llamados PRT (equipos provinciales de reconstrucción) en los que participan diversos países. La ampliación de funciones de ISAF en áreas de combate en las que anteriormente sólo estaban presentes fuerzas estadounidenses y británicas, ha venido a aumentar la confusión en la ya de por si difícil situación afgana.

Por otra parte, el régimen de Hamid Karzai está muy lejos de controlar el país y la constatación de que Afganistán se ha convertido en un narcoestado es evidente. A ello hay que añadir los sucesos de los últimos días, que ponen de manifiesto que la resistencia en el sur del país es todavía grande y que la situación en la región, con unos Estados Unidos deseosos de retirarse al no poder mantener tantos frentes abiertos es preocupante. Todo ello, obliga a preguntarse por la realidad de Afganistán cinco años después del 11 S y tratar de prever cuál podría ser su evolución futura.
Texto de apoyo para la entrevista concedida en Radio Nederland, el 4 de septiembre de 2006.

Escucha la entrevista, siguiendo el siguiente enlace:

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